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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Comedia. Aventuras La vida en una isla al sur del Pacífico es casi perfecta para dos amigos ya retirados del ejército: pasan su tiempo en la taberna, lugar donde discuten, pelean y se liberan de la monotonía de la vida tropical. Y a este auténtico paraíso, llega una estirada bostoniana que busca a su padre. (FILMAFFINITY)
24 de junio de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
172/24(18/06/23) Trivial y pasajera comedia naif comedia dirigida por el maestro John Ford, no es quesea muy mala es que es de Ford. Parecen unas vacaciones remuneradas que dedica el cineasta de “Que verde era mi valle” a sus amigos con los que acababa de rodar la mítica “El hombre que mató a Liberty Balance”, su antepenúltima película la definió como: "Una película de parodia, algo loco y extraño. No vamos a por ningún premio". James Michener (“Sasyonara”) originalmente se encargó de desarrollar el concepto, apodado "South Sea Story", aunque terminó no siendo acreditado en el guión de Frank S. Nugent (“Centauros del desierto” o “Fort Apache”) y James Edward Grant (“El Álamo” o “Los Comancheros”), sobre una historia de Edmund Beloin. Parece con intención de rememorar el gran éxito de “El hombre tranquilo” (1952), juntando varios factores en ello, desde por supuesto el director y protagonista, pero también al guionista Nugent, cambian la mítica Innisfree por una paradisiaca isla del Pacífico con el nombre también ficticio de Haleakaloha (filmada en Kauai-Hawaii, ambientada en la Polinesia Francesa), Wayne con un ‘antagonista’ (al menos eso parece al inicio) que le gustan las pendencias y las borracheras, aquí Lee Marvin (en la pretérita Victor McLaglen), teniendo un romance con una persona recién llegada (cambiando los roles de la otra que era el hombre a aquí que es la mujer), y aquí la mujer es Elizabeth Allen (en la anterior es la resplandeciente Maureen O’Hara), por las similitudes fueran pocas Ford hace llamar a uno los barcos Innisfree (¿?).

Tenemos un aire muy ligero, peleas, malentendidos, borracheras, camaradería, pero lo que en la otra hora magia, aquí resulta cuasi-chirigotesco, todo muy bufonesco, nadie parece tomarse en serio la historia, todo rebozado de un buenismo almibarado al borde de no ser apto a diabéticos, incluso de tientes beatos en cómo se relaciona con el catolicismo (le da Wayne pescado al inicio a unas monjas, hay una subtrama sobre una recogida de fondos para arreglar el techo de la OIglesias, y asistimos a una ceremonia de navidad en la humilde Iglesia), incluso el guion da la sensación de estar improvisándose a cada momento. Ejemplo notorio es que la cinta comienza de modo atractivo con un grácil crescendo (engañoso) dramático con una rivalidad entre los roles a los que dan vida Wayne y Marvin, la pendencia se está cociendo mientras Wayne (como en “El hombre tranquilo”) intenta eludirla, se le da mucha trascendencia a la tensión latente entre ellos, luego la historia (incomprensiblemente) deja de lado a Marvin, pasando a ser un secundario muy marginal que ya nada tiene que decir en la narración, todo para dar un viraje en una historia que rezuma (sobre todo vista hoy día, 60 años después de su estreno) un racismo sangrante en como unos niños mestizos pueden ser un símbolo de amoralidad (Puaj!!!), de como haber amado a una aborigen puede ser algo rechazable para la sociedad, y nadie lucha contra esto, se da por buena la idiotesca historia de engaños, incluso el padre participa de ella no cortándolo de raíz en cuanto se entera, y esto da grima. Por no hablar de que Doc no ha visto a su hija ya adulta nunca, con la excusa peregrina de que tenía hijos en la isla y no podía abandonarlos (y porque no los llevó consigo? Le daba vergüenza? Por que nunca se comunicó con la hija para decirle de su esposa nativa y de los hijos, sus hermanos que había tenido?). Todo se resuelve de una forma tan lisa como grotesca.

Es una comedia sin mucha gracia, con decir que uno de los running gags que se supone divertido es ver a los lugareños echar monedas a una máquina tragaperras estropeada. Se apoya mucho en el trazo grueso, acudiendo incluso a lo facilón de los sentimentaloide, epítome de esto todo lo referente a los niñitos, en medio de salutaciones guiñolescas, representando una sociedad isleña idealizada muy falseada (lo de los bailes de las indígenas tapadas hasta el cuello es de un puritanismo sangrante). Film sin tensión dramática alguna, donde los engranajes chirrían por la forma en que se ve venir lo que va a suceder. Bien es cierto que Ford si emite un gran entusiasmo y vitalidad ambiental, pero no es suficiente para elevar un producto huero, donde lo mejor es la luminosa fotografía Technicolor de William Clothier (“Misión de audaces” o “El hombre que mató a Liberty Valance”) ensalzando la belleza de la isla edénica.

Tres ex miembros de la Marina, Micheal 'Guns' Donovan (John Wayne), Thomas Aloysius 'Boats' Gilhooley (Lee Marvin) y el bien educado Doc William Dedham (Jack Warden), se encuentran durante la Segunda Guerra Mundial varados en un hermoso Isla del Pacífico Sur, un lugar ficticio llamado Haleakaloa (filmado en Kauai, Hawái), donde luchan contra los japoneses y después de la guerra deciden quedarse aquí. Guns es dueño de un bar llamado Donovan's Reef, que no permite mujeres. Boats, de bajo nivel y medio idiota, siempre pasa el rato en el bar o trabaja allí como cantinero. La trama gira en torno a la hija de Doc (Jack Warden) en Boston, Amelia Sarah Dedham (Elizabeth Allen), de su primera esposa, que nunca ha visto a su padre, al enterarse de que su padre ha heredado las valiosas acciones de la compañía naviera de la familia que ella desea desesperadamente, y su reacción a él cuando se encuentran. Su abogado dice que hay una cláusula en el testamento que establece que cualquier persona que actúe de manera inmoral de acuerdo con los estándares de Boston perderá su herencia. Así que Amelia viaja desde Boston para encontrarse con papá y planea conseguirle los bienes, pero papá está en otra isla atendiendo una emergencia médica. Guns (John Wayne) es un acomodado amigo de Doc en la isla, tiene como objetivo ayudar alojando a los hijos de Doc y fingiendo ser su padre para no molestar a Amelia, a quien se prejuzga como una mojigata. Todo en un crescendo suave hacia un final telegrafiado de antemano y que me mueve a entre zero y la nada más absoluta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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