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Voto de TOM REGAN:
5
5.8
2,384
Drama
Raphael es un indio norteamericano que intenta encontrar trabajo cuanto antes para poder sacar a su familia de la miseria más absoluta en la que viven. En un lóbrego almacén, un misterioso personaje le ofrece un sueldo más que suficiente para mejorar radicalmente la vida de los suyos; pero, a cambio, ha de dejar que filmen su asesinato. Raphel acepta y lo que le queda de vida lo dedica, gracias al dinero cobrado, a demostrar el amor que ... [+]
22 de agosto de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
180/16(18/08/17) El actor Johnny Depp debutó en la dirección (que también protagoniza) con este plano e insípido drama que aspira a mucho más de lo que da, un relato con un buen arranque, pero a medida que avanza resulta más y más cansina, con unas subtramas sin peso y que por momentos se sienten infantilmente expuestas, donde al final lo único que queda es el motivo real del porque me puse a ver la película, la presencia enorme (física y espiritual) del Titán Marlon Brando que en una sola escena desborda la pantalla, anula y ratoniza a Depp, el resto es calado superficial y de caducidad durante los créditos finales (si llegas). Es la adaptación de de novela homónima de Gregory McDonald, guionizada el propio Johnny Depp a su hermano DP Depp y Paul McCudden. El tema subyacente de las snuff-movies es un mero McGuffin, Depp eligió dirigir este film porque "Habla del mayor sacrificio que se puede hacer en esta vida. Nos pasamos la vida diciendo que seríamos capaces de morir por nuestra familia, que mataríamos por ellos. Lo haríamos en serio? Se puede llegar a querer tanto a alguien?". Depp tuvo el mérito de fichar a Brando para un pequeño pero esencial rol, seguro que dejando improvisara. Depp dice ser de descendencia Cherokee (o Creek) a través de su abuela de Kentucky, al interpretar a Raphael, vagamente pan-tribal, le dio la oportunidad homenajear esa parte de su sangre, aunque lo de nativo es algo muy tangencial en el argumento. Resultando un ejercicio fallido y alargado en exceso, un fracaso estrepitoso de crítica y público, estrenada en el festival de Cannes, fue lanzada directamente en DVD sin pasar por los cines, y en USA ni eso. Provocando que 20 años después (en 2017), no ha vuelto a ponerse tras las cámaras. Como anécdota mencionar el extraño cameo de Iggy Pop (crea la banda sonora), royendo una pata de pavo gigante durante una de fiesta.
Un indígena americano, Raphael (Johnny Depp), un marginado social que vive con su esposa (Elpidia Carrillo) y dos hijos en una comunidad remota cerca de un vertedero de basura vendiendo lo que puede para ganarse la vida. Raphael, viendo desesperado de su situación y su incapacidad de proveer para su familia, conviene en protagonizar una snuff-movie por una gran suma de dinero que espera dar a su familia para una oportunidad para una vida mejor. Tendrá importancia en la historia personajes como: McCarthy (Marlon Brando), el gurú de las snuff-movies; (Larry (Marshall Bell), sicario de McCarthy; Padre Stratton (Clarence Williams III), sacerdote de la colonia del vertedero; Luis (Luis Guzmán), antiguo cómplice de fechorías de Raphael ; Papa (Floyd “Red Crow” Westerman), el padre de Raphael; Frankie (Cody Lightning), hijo de Raphael.
La cinta tiene su atractivo en un inicio sugestivo, con el sonido de fondo de unos tambores tribales, en el desierto a la falda de unas montañas soleadas de modo macilento, la imagen deprimente de una colonia de familias viviendo en chabolas y caravanas alrededor de un vertedero, niños juegan entre la basura, mientras un camión vuelca deshechos sobre montones de más, entonces un nativo (Depp) sale de allí, monta en bus , bajo en una ciudad de apariencia penosa-industrial, camina por unas vías de tren y entra en un lugar sórdido, allí tras ser recibido por un siniestro tipo es conducido a entrevistarse con otro aún siniestro, un orondo en una silla de ruedas (Brando), este suelta un discurso existencialista sobre la miscelánea entre vida y muerte, entre sufrimiento y felicidad, un monólogo cargado de filosofía oscura, donde mezcla valentía y aceptación de la muerte, el dolor como parte de la vida, la vida como parte indistinguible de la muerte, dice “Nacemos en el dolor, es apropiado debamos morir en el dolor también?”, expresando que a la vida no se le puede poner valor monetario, pero cual ciclo de la vida, cantidad buena son 50000 $, escalofriante. Hasta aquí (media hora) es un relato con múltiples salidas, la policiaca, el drama, la comedia, el thriller, pero Depp tira por el camino de la nadería más densa y pesada, quiere mostrarnos la semana de vida que le ha regalado McCartrhy, una especie de reconciliación consigo mismo de este enigmático protagonista con el que suponemos sabremos los motivos extremos que le han llevado a tomar una decisión tan radical, pero nos encontramos con que nada conoceremos de su pasado, excepto que ha sido un delincuente y ex convicto, pero las ansias de ser un drama naturalistas con ínfulas a lo Jim Jarmusch (amigo con el que trabajó Depp en “Dead Man”) quedan solapadas por un desarrollo pesado y plúmbeo.
La melancolía que quiere imprimir se queda en algo artificioso que te quieren dar a empujones, con un comportamiento de personajes que divagan entre lo ridículo, lo grotesco o lo infantil, no te puedes tomar ni medio en serio a este grupo de protagonistas acartonados, no te puede emocionar un tipo que decide (supuestamente, no quiero spoilear) “auto-inmolarse” por el bien de su familia y luego se gasta el adelanto que le dan en caprichos pasajeros sin sentido alguno. Depp en su dirección pretende ser poético y resulta chirriante en su querer manipular sentimentalmente al espectador, lo único que desprende (por lo menos a mí) es una sensación entre patética y muy patética. Nada me emociona, no siento pena por un tipo que solo me desprende que es un pusilánime de procederes erráticos sin sentido, nada me resulta creíble, todo me queda orgánicamente caótico, como que pinta el esperpéntico sicario (Marshall Bell) de McCarthy en unas escenas astracanadas, quizás solo está allí para provocarle un estigma en la mano a Raphael para emparejarlo (nada menos) que a Jesucristo y los sacrificios que hizo por su familia (o sea todos), en una alegoría bastante forzada (siendo benévolo).
Un indígena americano, Raphael (Johnny Depp), un marginado social que vive con su esposa (Elpidia Carrillo) y dos hijos en una comunidad remota cerca de un vertedero de basura vendiendo lo que puede para ganarse la vida. Raphael, viendo desesperado de su situación y su incapacidad de proveer para su familia, conviene en protagonizar una snuff-movie por una gran suma de dinero que espera dar a su familia para una oportunidad para una vida mejor. Tendrá importancia en la historia personajes como: McCarthy (Marlon Brando), el gurú de las snuff-movies; (Larry (Marshall Bell), sicario de McCarthy; Padre Stratton (Clarence Williams III), sacerdote de la colonia del vertedero; Luis (Luis Guzmán), antiguo cómplice de fechorías de Raphael ; Papa (Floyd “Red Crow” Westerman), el padre de Raphael; Frankie (Cody Lightning), hijo de Raphael.
La cinta tiene su atractivo en un inicio sugestivo, con el sonido de fondo de unos tambores tribales, en el desierto a la falda de unas montañas soleadas de modo macilento, la imagen deprimente de una colonia de familias viviendo en chabolas y caravanas alrededor de un vertedero, niños juegan entre la basura, mientras un camión vuelca deshechos sobre montones de más, entonces un nativo (Depp) sale de allí, monta en bus , bajo en una ciudad de apariencia penosa-industrial, camina por unas vías de tren y entra en un lugar sórdido, allí tras ser recibido por un siniestro tipo es conducido a entrevistarse con otro aún siniestro, un orondo en una silla de ruedas (Brando), este suelta un discurso existencialista sobre la miscelánea entre vida y muerte, entre sufrimiento y felicidad, un monólogo cargado de filosofía oscura, donde mezcla valentía y aceptación de la muerte, el dolor como parte de la vida, la vida como parte indistinguible de la muerte, dice “Nacemos en el dolor, es apropiado debamos morir en el dolor también?”, expresando que a la vida no se le puede poner valor monetario, pero cual ciclo de la vida, cantidad buena son 50000 $, escalofriante. Hasta aquí (media hora) es un relato con múltiples salidas, la policiaca, el drama, la comedia, el thriller, pero Depp tira por el camino de la nadería más densa y pesada, quiere mostrarnos la semana de vida que le ha regalado McCartrhy, una especie de reconciliación consigo mismo de este enigmático protagonista con el que suponemos sabremos los motivos extremos que le han llevado a tomar una decisión tan radical, pero nos encontramos con que nada conoceremos de su pasado, excepto que ha sido un delincuente y ex convicto, pero las ansias de ser un drama naturalistas con ínfulas a lo Jim Jarmusch (amigo con el que trabajó Depp en “Dead Man”) quedan solapadas por un desarrollo pesado y plúmbeo.
La melancolía que quiere imprimir se queda en algo artificioso que te quieren dar a empujones, con un comportamiento de personajes que divagan entre lo ridículo, lo grotesco o lo infantil, no te puedes tomar ni medio en serio a este grupo de protagonistas acartonados, no te puede emocionar un tipo que decide (supuestamente, no quiero spoilear) “auto-inmolarse” por el bien de su familia y luego se gasta el adelanto que le dan en caprichos pasajeros sin sentido alguno. Depp en su dirección pretende ser poético y resulta chirriante en su querer manipular sentimentalmente al espectador, lo único que desprende (por lo menos a mí) es una sensación entre patética y muy patética. Nada me emociona, no siento pena por un tipo que solo me desprende que es un pusilánime de procederes erráticos sin sentido, nada me resulta creíble, todo me queda orgánicamente caótico, como que pinta el esperpéntico sicario (Marshall Bell) de McCarthy en unas escenas astracanadas, quizás solo está allí para provocarle un estigma en la mano a Raphael para emparejarlo (nada menos) que a Jesucristo y los sacrificios que hizo por su familia (o sea todos), en una alegoría bastante forzada (siendo benévolo).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Es complicado empatizar con alguien como Raphael, tipo plano, anoréxico de carácter, falto de matices, liso en su conducta, no sentimos el amor por su familia que le lleva al sacrificio, esto se siente manufacturado porque lo dice el guión y punto. Tampoco aprovecha el contexto para hacer una crítica social, pues todo se siente huero y esquelético en hondura, no hay secundarios con forma humana (interior), no hay humor desengrasante, más allá de unos personajes caricaturescos sin alma, ejemplo Lou Sr. (Frederic Forrest ) con su hijo Lou Jr. (Max Perlich) al que hace rotar en una rueda cual hámster (eso provoca humor?). No hay mínima introspección a la vida (sufriente) de muchos de los nativos americanos, esto tocado de un modo liviano y tan suave que no llega a pellizco de ursulina. Entre los muchos desatinos hay que mencionar la fuera de lugar escena que parece salida de un cruce entre cine soft-porno (que sentido tiene que muestre las tetas Elpidia?) y un anuncio de perfume de cuando Depp hace el amor con su mujer a la puesta de sol, metida con calzador.
Del elenco actoral todo queda enfocado al Coloso Marlon Brando que con su mastodóntico carisma arrolla en apenas unos minutos en pantalla; El resto quedan en meras presencias sin fuerza dramática alguna, empezando por un Johnny Depp que emite la nada más profunda, no parece ni sentir ni padecer, me deja frío, su laconismo raya en lo idiotesco; Elpidia Carrillo es una presencia florero; Luis Guzmán esta muy desaprovechado en un rol tontuno; Marshall Bell hace de un villano guiñolesco, llorón e hiper-vitaminado en su sobreactuación; Clarence Williams es el único que parece tomarse en serio su personaje de cura, lástima que quede esto extraño entre tanta penosa actuación; Hay más, pero no merece la pena (por su bien) mencionarlos.
La puesta cumple de modo correcto su función de transmitir desolación anímica, con un estimable diseño de producción de Miljen Kreka Kljakovic (“Arizona baby” o “Underground”), rodando en California (Ridgecrest y Los Ángeles), recreando el poblado chabolista de modo deprimente, y moviéndose por una ciudad anónima decadente, esto fomentado por la fotografía de Vilko Filac (“Arizona baby” o “Underground”), y Eugene D. Shlugleit (“Terroríficamente muertos” o “Red Scorpion”), que emite calor, suciedad, mugre, tanto que se nos pega a la piel, componiendo bonitas y bucólicas estampas como las del parque de atracciones improvisado, lástima que todo esto esté al servicio de un relato tan irregular, desequilibrado y vacuo. La música la pone James Newell Osterberg Jr., más conocido como Iggy Pop, un cantante y compositor punk y heavy metal que aquí suena a destiempo, descompensado con la historia.
En conjunto queda una cinta que en cuanto acaban los créditos finales (o durante ellos) se te olvidara. Fuerza y honor
Del elenco actoral todo queda enfocado al Coloso Marlon Brando que con su mastodóntico carisma arrolla en apenas unos minutos en pantalla; El resto quedan en meras presencias sin fuerza dramática alguna, empezando por un Johnny Depp que emite la nada más profunda, no parece ni sentir ni padecer, me deja frío, su laconismo raya en lo idiotesco; Elpidia Carrillo es una presencia florero; Luis Guzmán esta muy desaprovechado en un rol tontuno; Marshall Bell hace de un villano guiñolesco, llorón e hiper-vitaminado en su sobreactuación; Clarence Williams es el único que parece tomarse en serio su personaje de cura, lástima que quede esto extraño entre tanta penosa actuación; Hay más, pero no merece la pena (por su bien) mencionarlos.
La puesta cumple de modo correcto su función de transmitir desolación anímica, con un estimable diseño de producción de Miljen Kreka Kljakovic (“Arizona baby” o “Underground”), rodando en California (Ridgecrest y Los Ángeles), recreando el poblado chabolista de modo deprimente, y moviéndose por una ciudad anónima decadente, esto fomentado por la fotografía de Vilko Filac (“Arizona baby” o “Underground”), y Eugene D. Shlugleit (“Terroríficamente muertos” o “Red Scorpion”), que emite calor, suciedad, mugre, tanto que se nos pega a la piel, componiendo bonitas y bucólicas estampas como las del parque de atracciones improvisado, lástima que todo esto esté al servicio de un relato tan irregular, desequilibrado y vacuo. La música la pone James Newell Osterberg Jr., más conocido como Iggy Pop, un cantante y compositor punk y heavy metal que aquí suena a destiempo, descompensado con la historia.
En conjunto queda una cinta que en cuanto acaban los créditos finales (o durante ellos) se te olvidara. Fuerza y honor