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Voto de TOM REGAN:
8
8.3
8,767
Serie de TV. Thriller. Drama
Serie de TV (2008-2010). 2 temporadas. 22 episodios. Adaptación de la popular novela 'Romanzo criminale'. Narra el ascenso y caída de la banda de la Magliana, integrada por un grupo de jóvenes delincuentes que dominaron el narcotráfico en Roma a finales de los 70, llegando a establecer conexiones con la Mafia, la Camorra e incluso los Servicios Secretos Italianos. (FILMAFFINITY)
2 de noviembre de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
183/18(20/10/19) Excelente serie de tv italiana, epopeya gansteril con claros efluvios al cine de Scorsese. El juez italiano Giancarlo Cataldo escribió en 2002 la novela homónima, basada en la historia real de la banda romana de la Magliana que controlo la delincuencia romana en el periodo del año 1979 al 1992, mezclándose con atentados terroristas de las Brigadas Rojas y contubernios de los servicios secretos transalpinos. La novela fue best-seller y llamó la atención del afamado actor Michele Placido que había triunfado con la serie La Piovra, sobre los orígenes de la Mafia y que alternaba la actuación con la dirección. Placido dirigió la adaptación cinematográfica que fue estrenada en 2005, siendo relativo éxito, pero tuvo el problema de condensar la densidad de la historia de la novela en tres horas, obligó a dejar muchas cosas fuera y daba una sensación de película muy larga pero deslavazada que cumplir expectativas. El propio Di Cataldo no quedó contento con la película, por ello cuando dos años más tarde recibió la propuesta del canal de pago italiano Sky Cinema de hacer una serie para desarrollar en profundidad su novela, no dudó en aceptar y venderles los derechos. La cadena fichó al solvente director Stefano Sollima (dirige todos los episodios) y dividieron la acción en dos temporadas, primera de 12 episodios dedicada a la ascensión y consolidación de la banda y la segunda de 10 a su desmoronamiento. Maravillosa serie mezcla thriller, con drama, con acción, con retrato geosocial, con una creación de personajes homérica (con ese genial toque de que se conocen por sus alias), matizados, con virtudes y defectos, humanos, como el carismático Libanés, El Dandy, El Frío, Fideo, Cíclope, Búfalo, El Terrible, con situaciones estupendas que manan situaciones intensas, con diálogos de hondura, inteligentes, de calado, con un desarrollo de tragedia griega que te atrapa, con una ambientación impresionante en la recreación de las dos décadas, con un fotografía granulada que nos transporta, con un ritmo ágil, con ramalazos de violencia atávica, donde anida la ambición, la avaricia, la venganza, la arrogancia, donde los fantasmas del pasado tiene mucha importancia, con ambigüedad moral, con dilemas, con reflexiones sobre cómo funciona la sociedad, como funciona la fontanería de los estados, como fluye la corrupción,
Una banda de amigos de toda la vida que con astucia y mucha violencia se van haciendo poco a poco con los bajos fondos de la capital italiana, secuestrando, eliminado a rivales, traficando con drogas, medrando con capos, con venganzas, extorsiones, con salvajismo, conspiraciones con el poder, el darwinismo de los bajos fondos, donde solo los más fuertes y despiadados no llegó a
ascienden y sobreviven. Una subida al trono de Roma sembrando la ciudad de cadáveres. Esta escalada y fortalecimiento en la cima es el eje de la primera temporada, tomando tiempo para construir las personalidades, el clima geopolítico, edificando en su devenir a un ser mítico e icónico de la televisión como el magnético y fascinante Libanés. Donde la voluble y flexible lealtad estalla en el clímax final, rompedor del rush final del final de esta temporada, de los que te deja en estado de shock; La segunda temporada deja en principio un vacío enorme con la desaparición de un crucial personaje, pero los guiones saben reinventarse para componer un desarrollo apasionante, dejando el halo constante de que el espíritu del fallecido sobrevolando todos los capítulos, tanto como para aparecerse a varios personajes. Se suman elementos nuevos, con entramados que dan una visión diferente a la primera. Asistimos cual Imperio Romano a su caída lenta y agónica, aunque el paralelismo más alegórico se muestra en el tramo final con insertos de imágenes de la caída del muro de Berlín. Aquí las envidias, las rencillas internas, avaricia, traiciones, medias-verdades irán envenenando a la banda. Se le puede achacar que cuesta un par de episodios centrarse, divaga un poco, y los personajes se confunden en sus comportamientos, pero una vez centran el foco la serie despega de modo fenomenal en un thriller formidable.
Toda la serie maravillosamente imbuida de un aliento crepuscular que te llega, sin sentimentalismos, sin manierismos, sin edulcorantes, componiendo un mosaico envenenado de relaciones a contracorriente, entre los delincuentes y los servicios secretos, ello como excusa para investigar a grupos terroristas y comunistas, ello en una época convulsa (cuando no) de revueltas callejeras que pedían soluciones a los problemas, estas cloacas se comunican perniciosamente en un círculo vicioso, unas conexiones contranatura que se retroalimentan desde siempre.
Puesta en escena es gran pilar de la serie: Diseño de producción fantástico de Paola Comencini (“Del perduto amore”), recrea esa Roma de finales de los 70 y los 80, Roma atemporal, con los autos, mobiliario, con estupendo vestuario creado por Nicoletta Taranta (“Agadah”), con esas americanas con hombreras, pantalones de campana, camisas de estampados singulares, todo huele a realismo; Esto enaltecido por la excelente cinematografía de Paolo Carnera (“Suburra”), e Ivan Casalgrandi (“Gomorra. La serie”), imprimiendo agilidad, con cámara en mano, con mucho patinado granulado (nos transporta al tiempo de imágenes televisivas), con vistosos primeros planos extrayendo lo mejor de cada actuación; Y está la epidérmica música de Pasquale Catalano (“Las consecuencias del amor”), que escucho mientras escribo, envolviendo en sus apariciones nada intrusivas de un aura melancólica el relato, imbuyendo de tristeza los fotogramas, brillantes melodías.
Personajes delineados a fuego lento, calan sus fuertes y marcadas personalidades, con sus aristas y bondades. Empezando por el triunvirato que lidera la banda, con una tremenda química entre ellos... (sigo en spoiler)
Una banda de amigos de toda la vida que con astucia y mucha violencia se van haciendo poco a poco con los bajos fondos de la capital italiana, secuestrando, eliminado a rivales, traficando con drogas, medrando con capos, con venganzas, extorsiones, con salvajismo, conspiraciones con el poder, el darwinismo de los bajos fondos, donde solo los más fuertes y despiadados no llegó a
ascienden y sobreviven. Una subida al trono de Roma sembrando la ciudad de cadáveres. Esta escalada y fortalecimiento en la cima es el eje de la primera temporada, tomando tiempo para construir las personalidades, el clima geopolítico, edificando en su devenir a un ser mítico e icónico de la televisión como el magnético y fascinante Libanés. Donde la voluble y flexible lealtad estalla en el clímax final, rompedor del rush final del final de esta temporada, de los que te deja en estado de shock; La segunda temporada deja en principio un vacío enorme con la desaparición de un crucial personaje, pero los guiones saben reinventarse para componer un desarrollo apasionante, dejando el halo constante de que el espíritu del fallecido sobrevolando todos los capítulos, tanto como para aparecerse a varios personajes. Se suman elementos nuevos, con entramados que dan una visión diferente a la primera. Asistimos cual Imperio Romano a su caída lenta y agónica, aunque el paralelismo más alegórico se muestra en el tramo final con insertos de imágenes de la caída del muro de Berlín. Aquí las envidias, las rencillas internas, avaricia, traiciones, medias-verdades irán envenenando a la banda. Se le puede achacar que cuesta un par de episodios centrarse, divaga un poco, y los personajes se confunden en sus comportamientos, pero una vez centran el foco la serie despega de modo fenomenal en un thriller formidable.
Toda la serie maravillosamente imbuida de un aliento crepuscular que te llega, sin sentimentalismos, sin manierismos, sin edulcorantes, componiendo un mosaico envenenado de relaciones a contracorriente, entre los delincuentes y los servicios secretos, ello como excusa para investigar a grupos terroristas y comunistas, ello en una época convulsa (cuando no) de revueltas callejeras que pedían soluciones a los problemas, estas cloacas se comunican perniciosamente en un círculo vicioso, unas conexiones contranatura que se retroalimentan desde siempre.
Puesta en escena es gran pilar de la serie: Diseño de producción fantástico de Paola Comencini (“Del perduto amore”), recrea esa Roma de finales de los 70 y los 80, Roma atemporal, con los autos, mobiliario, con estupendo vestuario creado por Nicoletta Taranta (“Agadah”), con esas americanas con hombreras, pantalones de campana, camisas de estampados singulares, todo huele a realismo; Esto enaltecido por la excelente cinematografía de Paolo Carnera (“Suburra”), e Ivan Casalgrandi (“Gomorra. La serie”), imprimiendo agilidad, con cámara en mano, con mucho patinado granulado (nos transporta al tiempo de imágenes televisivas), con vistosos primeros planos extrayendo lo mejor de cada actuación; Y está la epidérmica música de Pasquale Catalano (“Las consecuencias del amor”), que escucho mientras escribo, envolviendo en sus apariciones nada intrusivas de un aura melancólica el relato, imbuyendo de tristeza los fotogramas, brillantes melodías.
Personajes delineados a fuego lento, calan sus fuertes y marcadas personalidades, con sus aristas y bondades. Empezando por el triunvirato que lidera la banda, con una tremenda química entre ellos... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El Libanés arrollador, ambicioso, agrio, adusto, violento, impulsivo, aterrador, el líder del grupo lo maneja manipulándolo con mezcla de camaradería y terror, lleva su propia mochila de traumas del pasado, con un padre borracho, con una novia a la que un narcotraficante violó, y con relación con su madre con efluvios a edípica. Francesco Montanari está memorable en su debut ante las cámaras (solo había hecho cortos), actuación de las que se te queda por siempre, ves su mirada poseída, su rabia, su caída gradual al vacío, sensacional interpretación; El Dandy, como su apodo indica es el elegante del equipo, el hedonista en sus gustos de lujo (coches, vivienda, trajes,…), el más artero de todos, el más sibilino, prefiere el trabajo sucio se lo hagan el resto, un arribista que desea escalar a costa de los demás, sus acciones se hacen sutilmente, teniendo su debilidad en una hermosa prostituta, es el personaje nuclear de segunda temporada. Alessandro Roja lo encarna con enorme vigor, con sofisticación, con expresividad, con gran modo de reflejar un desarrollo gradual del maleante del inicio al aspirante a capo que en el tramo final; El Frío es la cuasi-brújula moral del trío, el más noble, tiene un hermano que intenta no se meta en las drogas, tiene una novia fuera de su círculo vicioso, que le hará replantearse su presente y querer dejar la banda. Vinicio Marchioni le dota de fuerte carácter, con mundo interior convulso, con grietas, con constantes roces con la banda, el actor borda con poderío su rol. Marchioni era un actor teatral hasta este papel y ahora ha dado el paso al cine; El detective Sciajola es el agente policial que se obsesiona con atrapar a la banda, los tiene entre ceja y ceja, incluso bordeando peligrosamente las leyes, pero encontrándose enfrente el muro de la incomprensión y de la corrupción, e incluso la connivencia de los servicios secretos con la banda. Marco Bocchi le da vida con vigor, con energía, emitiendo emociones encontradas en que a cada paso adelante sigue uno hacia atrás. Muy bueno en sus ententes con los miembros de la banda; Fideo es uno miembros rasos de la banda, una especie de Fredo Corleone, tipo al que la mujer atormenta junto a su padre. Riccardo De Filippis lo embiste de un halo de pusilánime perdedor fabuloso; Búfalo es el mejor amigo del Libanés, el más salvaje, drogadicto, temperamental, una bomba de relojería. Andrea Sartoretti lo encarna con un pundonor y electricidad sensacional, tanto que su personaje es el que encabeza el prólogo y epílogo de la serie “Yo estuve en la banda del Libanés”; Hay más (Cíclope por Mauro Meconi, o los hermanos Buffoni) pero no quiere extenderme mucho más en la banda; Entre los enemigos de la banda destaco al Terrible, como su alias indica es despiadado, amoral, mantiene vieja disputa con el Libanés, al que intenta humillar una y otra vez, crea honda animadversión en ellos hacia él. Marco Giallini lo embiste con majestuosidad, irradia temor, seguridad en sí mismo, con mordacidad aviesa, muy bueno; Patrizia es de los pocos personajes femeninos de peso, debilidad del Dandi, meretriz orgullosa de serlo, no desea ataduras, pero mantiene una malsana relación con el gangster. Daniela Virgilio le da vida de modo plano, siempre con rostro inexpresivo, hermosa y sexy, luce desnuda de modo sensual, pero como actriz deja mucho que desear; Donatella en solo 9 episodios deja huella con su halo de erotismo, y sobre todo con su carácter sólido, con ambigüedad, con poderosa personalidad, esto exhibido por la actriz Giovanna Di Rauso con gran pasión; Alessandra Mastronardi da vida a Roberta, la novia del Frío, es el reflejo de la bondad, lo que atrae al gangster, es la válvula de escape de este mundo para él, ella refleja dulzura y cariño por él.
En conjunto, me queda una notable serie, de las que perdura en la memoria por tiempo. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre la serie ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/11/roma-criminal-la-serie.html
En conjunto, me queda una notable serie, de las que perdura en la memoria por tiempo. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre la serie ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/11/roma-criminal-la-serie.html