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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Drama Michel es un joven que trabaja como operador de cámara en televisión, un trabajo temporal antes de su servicio militar. Conoce y traba amistad con dos chicas jóvenes, Lilian y Juliette, aspirantes a actrices cuya falta de talento les limita a actuar en anuncios de televisión. Los tres amigos comparten unas vacaciones en Córcega, que será el último descanso de Michel antes de ser enviado al ejército francés... (FILMAFFINITY)
22 de junio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
203/21(15/06/22) Vista hoy día, 60 años después de su estreno (08/01/1962) este es un film interesante, un ejemplo más de la nouvelle vague francesa. Fue el debut en la dirección de Jacques Rozier, que también guioniza junto a Michèle O'Glor. En lo que es un reflejo de la juventud francesa del momento, ello con un punto elegiaco al colocar como fin de este verano de aventuras la llamada del protagonista a filas para ir a la Guerra de Argelia, con lo que en todo momento esta ese ahalo de oscuridad al fondo (esta conclusión es precisamente el título del film). Esto imprime un sentido dramático al relato, en contraste con el espíritu núbil y festivo de las correrías del trío protagónico. Es un lienzo sobre la alegría de vivir, sobre ese tiempo donde nos sentimos sin responsabilidades, una oda a la libertad, frente a ese horizonte del Jinete del Apocalipsis de la Guerra. Pasamos con Michel (protagonista masculino) sus últimos meses, como trabaja de operador de cámara, como tiene una relación con dos jóvenes que no sabe cuál elegir, como las jóvenes intentan medrar para liberar del servicio militar a su pretendiente, tienen tratos con un ‘pícaro’ empresario publicista, viajan a Córcega, tiene roces por la tensión sobre con que chica se quedará Michel, por la pero todo en un aire ligereza acorde con la mentalidad juvenil, pero siempre con ese anochecer de la guerra, cual claro reflejo de aquello del ‘tempus fugit’. Pero el film no puede sacudirse el carácter cuasi experimental de du filmación, con mucho de improvisación (y se nota), con rodaje en plan ‘guerrilla’ por las calles (hay incluso transeúntes mitrando a cámara sorprendidos), con intérpretes amateur y se notan demasiado, la mayoría de los cuales nunca actuó en otra película antes o después de esta. Esto es contrastado por la frescura de muchas conversaciones. A resaltar la banda sonora con mucho jazz, yeyé, y cha-cha-cha, que crea en muchos tramos la atmósfera banal que seguramente se pretende.

Michel (Jean-Claude Aimini) es un joven aburrido en París a punto de ser enviado a Argelia en el ejército. Trabaja como técnico de cámara en un canal de televisión. Un día conoce a dos adolescentes, Juliette (Stefania Sabatini) y (Liliane Yveline Céry), y comienza a salir con ambas por separado. Michel consigue que lo despidan deliberadamente de su trabajo y se va de vacaciones a Córcega para disfrutar de sus últimos días antes de entrar en el ejército. Las dos chicas lo siguen hasta allí y las tres buscan a un director de cine comercial, Pachala (Vittorio Caprioli) que le debe dinero a Michel.

Es bueno el modo en que la Guerra de Argelia siempre sobrevuela toda la trama, y ello con escasas referencias a ello (por mor, entre otras cosas, a la censura gala por una guerra entonces activa; por ejemplo, el barco que va a llevar al protagonista al reclutamiento no puede ser militar, así que será uno de recreo, lo cual hace más turbador el momento, que lo llevará de Calvi al cuartel Marsella), marcado con el inicio con un cartel que pone: "1960, sexto año de guerra en Argelia”, para a continuación pasar a temas triviales sobre el consumismo de vestimentas; Hay un ex soldado que no quiere hablar de la Guerra en Argelia, dejando entrever sin decirlo, el horror del conflicto, los fantasmas internos que asolan al veterano. No se habla de la Guerra en la comida, exponiendo el terror que es este tema

En los márgenes queda una crítica al mundillo de los empresarios, quizás en una visión ácida del capitalismo, ello visto en modo caricaturesco por medio del ‘pícaro Pachala, también ejemplo de productor indolente (en claro guiño de Rozier a los productores con los que tuvo problemas). Reflejo guiñolesco del mundillo de la publicidad, tan ligado al mundo del cine y de la tv, y también entrelazado al universo del arte, donde la fina línea entre lo sugestivo del arte y lo comercial sensacionalista se pueden difuminar. Derivando en tramos divertidos como el rodaje del spot de frigoríficos, todo un canto a lo heterogéneo (un iglú con una planta tropical, más un tío que no se quiere quitar la corbata; o el spot que rueda en Córcega exigiendo ver pechos de las chicas, con anacronismos en un anuncio romano con barcos modernos en el fondo).

Rozier despliega dosis de incisivo gusto visual en varios tramos, como el hermoso baile en que Liliane tiene con el submarinista italiano, recortados en claroscuro con el fondo con la luna, el paseo en bote por el mediterráneo del trío protagónico, todo esto en Córcega, o el baile cha cha cha de Yveline Céry en primer plano, que parece bailar mirando al espectador o danzando con este de modo lisérgico; Y es que en la isla corsa es donde la cámara crea secuencias con halo lírico. Y también donde se da un buen final, sin ser maniqueo, es claro y diáfano en su mensaje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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