Comedia de terror belga que mezcla zombis con cirugía estética, que es el primer largometraje del director de cortos como Patient Zero (2016), y que está protagonizado por Maaike Neuville (Ghost Tropic, 2019) y Bart Hollanders (serie Profesor T., 2015).

Una joven pareja viaja al Europa del Este para realizar una cirugía plástica. La mujer desea una reducción de pecho, mientras que su madre, que acompaña a ambos jóvenes, anhela un estiramiento facial. En un momento del viaje, mientras el novio está dando un paseo por una zona abandonada del hospital, descubre accidentalmente a una mujer atada y amordazada a una mesa de operaciones. Al parecer, ha sido víctima de un tratamiento experimental de rejuvenecimiento. El chico la salva, liberando inconscientemente un virus que convertirá a doctores, pacientes y a su suegra en zombies sedientos de sangre.

No nos engañemos, Yummy no consigue desmarcarse de la innumerable cantidad de títulos de subgénero zombi que existen hoy en día, sin llegar a la calidad de grandes títulos como Train to Busan (Yeon Sang-ho, 2016), o grandes comedias de terror como Zombies Party (Edgar Wright, 2004). Como contraparte, la película resulta terriblemente entretenida a la par que desagradable, con algunas escenas de gore desatado que gustaran a los fans de las vísceras, y su tono gamberro con un humor ácido y ciertos momentos de sátira, que sirven lo suficiente como reclamo para los fans del género, que aunque no vayan a ver una película que quedará para el recuerdo, verán una propuesta desenfadada y sangrienta que pasa volando.

Yummy es una película que no inventa nada nuevo ni lo pretende, en lugar de esto, abraza su mediocridad y crea un producto de serie b que gustará a los amantes de los zombis con buenas dosis de sangre y humor negro.

Nota personal 6/10