Película tailandesa que utiliza el formato de falso documental para narrarnos una historia de exorcismos. La propuesta está dirigida por uno de los responsables de la gran Shutter (2004), que ademas coescribe el guión junto Na Hong-jin (El Extraño, 2016), y está protagonizada por Narilya Gulmongkolpech, y Sawanee Utoomma.

La historia de la herencia de un chamán en Tailandia del Nordeste. Lo que podría estar poseyendo a un miembro de la familia puede no ser la Diosa que se imaginan que es.(FilmAffinity)

La película empieza de una forma muy pausada, en la que nos narran el día a día de una chamama y su familia desde un punto de vista cargado de costumbrismo, arrancando demasiado poco a poco, ya que la forma excesivamente medida de ir metiendo los elementos de terror durante más de la primera mitad del metraje, hace que este tramo llegue a aburrir. Una vez la película termina de arrancar, nos encontramos con un terror trillado pero eficaz, que combina elementos ya vistos en producciones como Paranormal Activity (Oren Peli, 2007), o los habituales trucos de los metraje encontrados, utilizados con más acierto que la media, para finalizar en un festín de sustos y escenarios truculentos que hacen las delicias del espectador de género.

Aunque el hype que precedía esta película no le ha hecho ningún bien, estamos ante una película que consigue ser efectiva a la hora de causar miedo, además, el formato de falso documental también le hace un favor al film aportándole cierto realismo.

Nota personal 7/10