Parece que antes era suficiente con que una mujer enseñara el tobillo para que un corazón estallara y ahora parece que ni con un desnudo integral sobra.
Lo que quiero decir es que las comedias de antes eran diferentes de las que se hacen ahora, pues la mentalidad de antes era diferente a la actual. No es difícil imaginar esas salas de cines de arcaicas butacas de madera inundada con los armónicos acordes de piano y las risas continuas de niños y mayores. Porque en ese instante fuera de sus realidades, estas almas inocentes eran tan adorables como el mismísimo Keaton, en este caso, el generador de sus risas.

Esta película es una superproducción de la época y solo fue concebida para entretener y hacer reír a la gente, siendo lo que menos importante el color del escenario por donde trajinaba el entrañable "antihéroe". Y digo antihéroe porque no esta tan claro que sea el típico héroe patoso, es lo ambiguo de la película y razón que sea más genial.
Personalmente solo me reí en un par de gags que a mi parecer eran los que tenían un poco más de malicia. Y en lo que respecta a las partes de acción... ¿qué voy a decir después de lo que estamos acostumbrados?
Pero de todas formas y teniendo en cuenta la edad de la película, cabe admirar la realización técnica de muchas de las escenas.

En cuanto al sabor que te deja después de la visión, solo perdura un ingrediente y ese es: Buster Keaton.