Si bien la historia de policías corruptos dentro de un departamento no es un tema demasiado original, esta película consigue enganchar al espectador por su gran ritmo. Este gran ritmo unido al siempre comecial Keanu Reeves, suple las muchas carencias del guión.

Aunque no es una película que vaya precisamente a pasar a la historia, sí que es recomendable para pasar un rato entretenido incluso en pareja. Y que una película con esta poco original temática no provoque bostezos es ya un gran logro. Puro entretenimiento, sin más pretensiones.