Interesante producción británica, que de británica en sí tiene muy poco ya que es de lo más nórdico que te puedes echar a la cara: ejecución técnica, puesta en escena, interpretaciones, movimientos de cámara.

No sé si se trata de una cinta que intenta hacer algún tipo de llamado de atención, denuncia social o lanzar algún mensaje... yo creo que no va mucho más allá de contar una historia bastante realista valiéndose por sobre todo de los actores. Un filme independiente aunque venga de la mano de la BBC, con una economía de medios que puede no ser del agrado de varios espectadores porque es otra forma de narrar. Pero los que están acostumbrados a ver cine indie especialmente, proveniente de Europa, pueden descubrir un producto que quizás les guste.

Ser extranjero en Reino Unido no es fácil. Hay gente buena como en todas partes pero no nos engañemos, Inglaterra es un país maravilloso pero cuesta adaptarse y por sobre todo, es difícil que dejen de verte como un foráneo. Sino hablas inglés, estás perdido. No es el caso de la protagonista. Algo que me gustó mucho y que suele olvidarse casi siempre, en pos del guión, es que la madre y su hijo hablen en ruso cuando están juntos. Parece un detalle nimio y superfluo pero le otorga más verosimilitud al relato.
Por sacar algo más de esta epopeya que viven los personajes, se puede apreciar el trato que reciben los refugiados y los peligros de lanzarse al mundo cuando no tienes recursos, sólo por perseguir a alguien. Un poco de Bovarismo si se quiere... Dina Kourzon comenta en determinado momento que siempre necesita estar enamorada, en pareja y debido a ello se pega puros chascos, arrastrando a su hijo inevitablemente. El niño está muy bien, muy suelto, a pesar de que como personaje es el típico jovencito que habla como adulto y que parece tener más luces que la madre.

Un filme olvidado, al que llegué por pura curiosidad, y que me pareció interesante y en líneas generales un buen largometraje, de ahí la calificación.