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Voto de Jaco:
6
5.7
930
Bélico. Drama
El amor entre dos jóvenes polacos se pone a prueba cuando el 1 de agosto 1944 estalla el Alzamiento de Varsovia, un intento desesperado de la resistencia por liberar la capital polaca de la ocupación nazi. El alzamiento duró más de dos meses, en los que numerosos ciudadanos polacos lucharon en una gran inferioridad de condiciones contra las tropas alemanas que controlaban la ciudad desde septiembre de 1939. (FILMAFFINITY)
30 de abril de 2018
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de gran presupuesto que intenta dar a conocer el alzamiento de Varsovia sin ninguna motivación o idea artística. Fusila (quizá sea más correcto decir copia) gran cantidad de argumentos y recursos de estilo del cine comercial para pintar, como si fueran nuevos colores, los hechos contados en documentales de historia con imágenes reales en blanco y negro.
Disfruté mucho viéndola, a pesar de que no la valoro como una buena película. La actriz protagonista es competente y lleva la carga de empatizar con el espectador, porque si es por el actor protagonista, nos daría igual que ganasen los alemanes que los polacos. Los personajes secundarios tampoco se lucen. Los indios de las pelis del oeste sonaban más reales, aunque se notasen que eran mejicanos pintados.
La recreación de la ciudad es su fuerte. Algunos planos están muy conseguidos y los efectos especiales en las batallas no desmerecen.
Disfruté mucho viéndola, a pesar de que no la valoro como una buena película. La actriz protagonista es competente y lleva la carga de empatizar con el espectador, porque si es por el actor protagonista, nos daría igual que ganasen los alemanes que los polacos. Los personajes secundarios tampoco se lucen. Los indios de las pelis del oeste sonaban más reales, aunque se notasen que eran mejicanos pintados.
La recreación de la ciudad es su fuerte. Algunos planos están muy conseguidos y los efectos especiales en las batallas no desmerecen.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No renuncia a nada y ese es, tal vez, su mayor problema. El clásico chico conoce a chica pero la guerra les impide tener un romance tranquilo, vale. Ella es rica y él pobre, bueno. La madre está loca y acapara al muchacho, totalmente innecesario. Hay una tercera chica con complejos de clase que quiere con el protagonista, sin minutos para ser creible. Se pretende abarcar todo y abruma.
El que conozca la historia de Polonia en la Segunda Guerra Mundial se percatará que el guión pretende rememorar todo lo sucedido. Los oficiales vilmente asesinados por Stalin en Katyn son sutilmente invocados por la madre al recordar al padre, los inicios del levantamiento, los judíos que fueron liberados en una cárcel tomada, la evacuación por las alcantarillas que funcionaron como autovías para las aisladas partes de la ciudad donde triunfó el alzamiento, la actuación de tropas de origen polaco englobadas en los ejércitos soviéticos. Los protagonistas son espectadores o víctimas de los hechos más relevantes del levantamiento. Cuando desertan e inician una huída del frente la película muta de una bélica a una de género catastrófico, en la que se sustituye el típico monstruo, alien o tormenta por el frente de guerra que los persigue. Y es precisamente en este momento de la cinta donde mejor funciona. Cuando son simples civiles huyendo de un conflicto consigue transmitir la tensión y el drama.
En el estilo tampoco se renuncia a dar pinceladas de los gustos más populares del momento. Planos en primera persona como en el mítico juego Call of Duty, realismo mágico en la escena del beso o planos al gusto de Tarantino o Zack Snyder. En mi opinión pierde toda la personalidad al copiar tan descarada y reiteradamente.
Ésta es una buena cinta para enteder el actual auge del nacionalismo polaco. En un viaje que realicé no hace mucho a Polonia, pude ver un acto que daba inicio al curso escolar, en el que se recordaba la ocupación nazi y soviética del 1939. Los escolares, vestidos muy formalmente y en perfecto orden, salían procesionando desde la catedral de Cracovia portando estandartes y una gran pancarta en la que se podía ver los símbolos nazi y soviético acorralando al águila de Polonia. Los que cerraban las filas eran cadetes del ejérito polaco. Todos se mostraban solemnes. La herida aún sigue abierta.
El que conozca la historia de Polonia en la Segunda Guerra Mundial se percatará que el guión pretende rememorar todo lo sucedido. Los oficiales vilmente asesinados por Stalin en Katyn son sutilmente invocados por la madre al recordar al padre, los inicios del levantamiento, los judíos que fueron liberados en una cárcel tomada, la evacuación por las alcantarillas que funcionaron como autovías para las aisladas partes de la ciudad donde triunfó el alzamiento, la actuación de tropas de origen polaco englobadas en los ejércitos soviéticos. Los protagonistas son espectadores o víctimas de los hechos más relevantes del levantamiento. Cuando desertan e inician una huída del frente la película muta de una bélica a una de género catastrófico, en la que se sustituye el típico monstruo, alien o tormenta por el frente de guerra que los persigue. Y es precisamente en este momento de la cinta donde mejor funciona. Cuando son simples civiles huyendo de un conflicto consigue transmitir la tensión y el drama.
En el estilo tampoco se renuncia a dar pinceladas de los gustos más populares del momento. Planos en primera persona como en el mítico juego Call of Duty, realismo mágico en la escena del beso o planos al gusto de Tarantino o Zack Snyder. En mi opinión pierde toda la personalidad al copiar tan descarada y reiteradamente.
Ésta es una buena cinta para enteder el actual auge del nacionalismo polaco. En un viaje que realicé no hace mucho a Polonia, pude ver un acto que daba inicio al curso escolar, en el que se recordaba la ocupación nazi y soviética del 1939. Los escolares, vestidos muy formalmente y en perfecto orden, salían procesionando desde la catedral de Cracovia portando estandartes y una gran pancarta en la que se podía ver los símbolos nazi y soviético acorralando al águila de Polonia. Los que cerraban las filas eran cadetes del ejérito polaco. Todos se mostraban solemnes. La herida aún sigue abierta.