Hitchock no es un biopic al uso que repasa la trayectoria del enigmático y popular director británico, sino que se centra especialmente en el proceso creativo que llevo a cabo durante la película de Psicosis. Seguramente porque condensar en una hora y media parte de su vida habría sido prácticamente imposible.

Hithcock, la película, intenta reconstruir la personalidad de Hitchock, el director. Sin embargo, no busquen una reconstrucción de la verdadera psicología del personaje, sino que más bien se ha reconstruido el personaje y la imagen que él mismo intentó proyectar delante de las cámaras y mediante sus propias apariciones en la televisión (en los monólogos míticos de Hitchcock presenta). Resulta gracioso en muchos aspectos y tiene parte de aquel cinismo y humor negro que destilaba en sus apariciones, pero el director era algo más que esa primera barrera superficial, esa capa de personalidad en la que se escondía el verdadero director. Ahí la película no consigue su objetivo.

Sin embargo hay que destacar la increíble interpretación de la pareja principal. Tanto Hopkins como Hellen Mirren están absolutamente brillantes en la recreación de sus personajes, a ellos dos no se les puede sacar ningún reproche, Hopkins ha estudiado gestos, movimientos (no hace falta más que ver como camina, es idéntico) y se nota un gran trabajo de interpretación. Mirren también logra captar el alma de Alma Reville (valga la redundancia), la montadora de la cual se enamoró (si, enamoró) el director ya en su etapa británica y con la cual compartió gran parte de su vida (aparte de ser una mujer clave en su obra, de hecho siempre buscaba la opinión de su mujer antes que interesarse por la de los críticos). La relación brusca entre ellos dos (como no podía ser de otra manera, cuando dos egos chocan entre sí) acostumbra a estar bien plasmada y aporta algo más que ciertas subtramas.

Ahora bien, el guión está demasiado fragmentado. Las citadas subtramas amorosas de Alma con el escritor no aportan nada a la película, sino que la distancian de lo realmente interesante de la película, es decir, del rodaje de Psicosis. Hay situaciones (como las fantasías del director con el asesino) que sólo sirven para rellenar metraje, lo que denota una cierta falta de ideas. El proceso de rodaje atrae y desengancha a partes iguales. Hay momentos (sobretodo las líneas de ironía que suelta Hopkins) que tiene su gracia pero otros no están tan conseguidos.

Los cinéfilos degustarán mejor la película, al estar repleta de muchos guiños (la mayoría de ellos por cierto, los encontramos en líneas de guión, una lástima que no se recurra más a la imagen), los que no conozcan la trayectoria del director lo mejor que pueden hacer es apartarse de este biopic y revisionar sus películas. Y si no han visto Psicosis, empezar ahora mismo con ella, claro.


http://neokunst.wordpress.com/2013/02/06/repasando-el-2012-hitchcock/