El déspota es una película basada en una obra de teatro y de ello queda constancia en todos los minutos de metraje.

Pocos personajes, casi siempre los mismos, la puesta en escena se realiza en los mismos lugares, vamos, que si esto en lugar de verlo en la pantalla de un televisor, lo vieras sobre el escenario de un teatro, no notarías la diferencia.

La trama está muy bien diseñada y es muy divertida, un personaje principal, el patriarca de la familia representado por el magnífico Charles Laughton lleva un próspero negocio de fabricación de calzados. Allí también convive con sus tres hijas, que le ayudan en el trabajo y se encargan de las tareas de la casa, mientras él vive a cuerpo de rey, entre taberna y amigos con los que se queje amargamente de lo mal que es tener tres hijas solteras. La cuestión es que tiene un chollo con ellas y no quieren que se casen para no fastidiar el panorama. Pero todo esto cambia cuando la mayor, con una inteligencia suprema, prepara un plan para no solo alejarse de su padre, sino vivir mucho mejor.

Todas estas cuestiones darán situaciones muy divertidas a lo largo de la película. Muy recomendable.