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En mi casa mando yo

Comedia. Drama Adaptación de una obra teatral de Harold Brighouse, ambientada en 1890. Trata sobre las relaciones entre un próspero comerciante viudo y sus hijas, a las que mantiene encerradas en casa, mientras se dedica a lamentarse y a despotricar contra lo injusta que es la vida por haberle arrebatado a su esposa. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
16 de febrero de 2009
52 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
De las pocas veces que el título que han puesto en español a la película es más acertado que el original. Porque quizás la obra teatral en que se basa quede adecuada con eso de "La elección de Hobson", pero si la protagoniza en cine Charles Laughton eso imprime carácter hasta en el título.

El personaje es una mina para alguien como Laughton: viudo, viejo gruñón, déspota con sus tres hijas y sus empleados, machista, misógino, borrachuzo y bocazas. Otro actor lo hubiese hecho antipático a un tipo así, pero con Laughton se produce el habitual milagro y cae bien. Eso sí hay que oírlo en versión original, que sino pierde algo.

De todas formas en este film le da una réplica estupenda la desconocida Brenda De Banzie, haciendo de la inteligente y feucha hija mayor, que tiene aún más carácter que el padre. ¡Menuda mujer de armas tomar!

A pesar de basarse en una obra de teatro no se nota nada. Normal con un director como David Lean que destila cine de sus venas, y que aquí se muestra más contenido que en sus otras cintas. Debió tomárselo como un divertimento. La historia no es nada del otro mundo, en realidad es una comedieta ligera, pero en manos de estos sujetos gana enteros.
Gilbert
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24 de agosto de 2010
28 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Charles. Laughton. Dos palabras que, cuando se leen (o se oyen), poseen la rara virtud de generar invariablemente en la mente del lector (u oyente) la imagen de la grandeza máxima a la hora de interpretar. La imagen de un hombre de aspecto bonachón y reconocible semblante que posee una de las presencias más magnéticas y seductoras que jamás ha conocido el cine. Su simple presencia en una película ya debiera ser motivo más que suficiente para echarle una ojeada a la misma. Pues supone, simple y llanamente, sinónimo de calidad interpretativa. Y "El Déspota" no es, desde luego, una excepción.

Sin embargo, no debiéramos vernos cegados (curiosa expresión, por cierto) por la imponente presencia del bueno de Laughton y desdeñar el resto del filme, pues estaríamos cometiendo una pequeña injusticia. "El déspota" es una interesante obra que posee bastante más miga de la que a simple vista pudiera parecer. Y es por ello que, pese a un tono quizás demasiado leve y superficial por momentos, podemos localizar con facilidad una serie de elementos bastante atractivos que me dispondré a comentar a lo largo de la crítica.

Basado en la obra teatral "Hobson's Choice" (escrita por Harold Brighouse), el filme se centra en la vida del comerciante de zapatos Henry Horatio Hobson, un viudo padre de familia algo tirano y despótico que intenta conducir tanto los negocios como la familia con auténtica mano de hierro. Sin embargo, sus tres hijas, hartas de este opresivo trato, no dudarán en empezar a actuar movidas por sus propias motivaciones y plantar cara a su padre si así se ven obligadas a hacerlo. La lucha de poder está servida...

El guión (obra de David Lean, Norman Spencer y Wynyard Browne) es lo suficientemente atractivo como para despertar fácilmente el interés en el espectador. Aun con todo, no deja de ser la típica historia de enfrentamientos dentro del estamento familiar que termina cristalizando en algo de mayor calado y trascendencia como es la lucha de clases o incluso la cuestión sobre la sucesión jerárquica de los patriarcas de familia en la Inglaterra de finales de siglo XIX.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
seagal4ever
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21 de junio de 2010
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre se disfruta de un clásico cuando se vuelve a visionar, pero mucho más satisfacción produce el descubrirlo por primera vez y comprobar cómo una delicia cinematográfica como "El déspota" todavía permanecía virgen a los ojos del que transcribe estas lineas.
Me ha encantado esta maravillosa comedia con transfundo dramático. Realizada con un gusto exquisito, que destila muchas y variadas virtudes sobre todo en el plano emocional.
La historia tiene su origen en una obra teatral, a la que David Lean sabe imprimir el ritmo cinematográfico preciso para que el argumento no decaiga en ningún momento. Apoyado en un magnifico guión y en unos movimientos de cámara realmente asombrosos, realzados por una estridente banda sonora.
Aparte de los detalles técnicos de toda índole, sin duda hay que destacar el gran trabajo del trio protagonista encabezado por Charles Laughton dando vida a un zapatero viudo, huraño, machista, autoritario, borracho, y déspota que piensa que sus tres hijas están para servirle a su antojo.
Brenda De Banzie (El hombre que sabia demasiado) representa la hija mayor a la que su padre piensa que se tiene que quedar soltera para cuidarle. Pero ella tiene su carácter y está dispuesta a todo con tal de cambiar los planes de su trasnochado progenitor.
Y completando la terna tenemos a John Mills, como modesto empleado de la zapateria, un ser obediente y gris acostumbrado al servilismo al que la hija mayor del déspota le tiene reservada una sorpresa.
Recomendable sin duda al igual que "Locuras de verano" y "Amigos apasionados" otras dos grandes películas de Lean que he tenido oportunidad de visionar recientemente, aunque ello sería objeto de hablar en otro momento.
Walter Neff
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8 de enero de 2010
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa comedia con un Laughton en toda su grandeza.
A destacar:
- Banda Sonora nada menos que de Sir Malcolm Arnold (excelente, le ha seguido la estela John Williams en las comedias "familiares" de los 80 y 90 de Hollywood).
- Laughton (hay que verlo en V.O.S.) = gracias Wotan
- La fluidez cómica de la cámara de Lean, que por momentos "no para".
- La sombra shakesperiana, con el inevitable Falstaff presente (acaso Laughton lo imita por momentos a conciencia?) y Las Alegres Comadres de Windsor, que remite al Falstaff verdiano.
En fin, una joya imprescindible.
tristankl
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5 de febrero de 2011
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
A falta de tres o cuatro títulos que tengo pendientes, puedo afirmar que David Lean nunca me ha defraudado, y que jamás he visto una película suya que no mereciera la pena. Para el gran público Lean es recordado, fundamentalmente, por sus grandes superproducciones, que se sucederían sin interrupción desde "El puente sobre el río Kwai" (1957) hasta "Pasaje a la India" (1984). Su filmografía anterior, con la salvedad de "Breve encuentro" (1945) y en menor medida, de "Cadenas rotas" (1946), es mucho menos conocida. El presente filme pertenece a esta primera etapa, si es que podemos considerarla como tal, y es la última película que rodó Lean en blanco y negro.

El argumento que se nos propone, tomado de una obra teatral, es aparentemente simple y mantiene en todo momento un aire de comedia ligera, aunque contenida. Todo gira en torno al personaje de Hobson, propietario de una zapatería, bebedor impenitente y efectivamente despótico en la relación de servidumbre a la que somete a sus tres hijas y a sus empleados. Dos de las anteriores, las más jóvenes y guapas, optarán por sendos matrimonios ventajosos, con el objetivo de liberarse del yugo paterno. Sin embargo, la mayor, también la más decidida y capaz, decide independizarse mediante un matrimonio muy distinto, en el que el talento y el trabajo serán la clave del éxito.

Frente a la grandiosidad visual y temática de sus grandes películas-río, las obras pertenecientes a este primer período son más sencillas e íntimas, lo que no quiere decir que formalmente sean necesariamente inferiores; así, en esta "Hobson's Choice", encontramos secuencias tan brillantes, visualmente, como la que inicia la película (la cámara empieza en el exterior, identifica la tienda de Hobson, entra dentro y repasa el lugar, describiéndolo), o la que muestra la borrachera de Laughton (persecución de la luna en los charcos, caída sin fin por el hueco de la escalera). Además, y como es característico del buen hacer de Lean, los decorados están perfectamente cuidados y la puesta en escena introduce brillante y eficazmente al espectador en las situaciones narradas. A ello cabe añadir la magnífica dirección de actores, otra de las cualidades propias de este realizador, que dibuja personajes atractivos y reconocibles, circunstancia beneficiada por unos intérpretes estupendos, especialmente el trío protagonista, del que destacaría -aparte del siempre excesivo pero encantador Laughton- la labor extraordinaria de John Mills, cuyo personaje es el que más se transforma a lo largo del filme, siendo esa "mutación" uno de los aspectos más interesantes del mismo.
Termina en spoiler, sin revelar detalles.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quatermain80
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