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Voto de Reaccionario:
9
Musical. Drama Un grupo de jóvenes músicos y bailarines se prepara en una academia de Nueva York para poder triunfar algún día en el mundo del espectáculo. Tuvo un gran éxito de taquilla, lo que dio origen a una famosa serie de TV. (FILMAFFINITY)
10 de marzo de 2013
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que esta película sólo merece ser comentada por nostálgicos que nos criamos viendo la serie de televisión o que en su momento degustaron “Fama”. O que la valoran como un mero espectáculo de música y baile. Y por eso una valoración tan baja. Pues no. No sólo se trata de esto, sino de una muy buena película que, recordemos, tuvo 6 nominaciones a los Oscars y que ganó dos. Claro que es un musical y que hay varias escenas de baile y otras tantas canciones, algunas bastante buenas, que están perfectamente integradas en la historia. Pero, aunque se trate de unos alumnos de una escuela de Nueva York, lo importante no es el baile, la música o la interpretación. No se trata de eso. Lo importante son los personajes. Cómo son presentados y luego desmenuzados, destripados delante de la cámara para ver que es lo que llevan dentro. La película sería igual si fueran alumnos de un instituto o cualquier otra cosa. Sí, es un musical, pero la que la hace grande es el durísimo drama que alberga.

Lo que te mantiene pegado al sillón, sin poder respirar, son ellos. Todo un elenco de personajes magníficamente retratados que en su lucha por el éxito tienen que enfrentarse tanto a sus miedos particulares como a los sinsabores de la vida. Alan Parker nos introduce, con toda la crudeza de la que es capaz, en una historia en la que los protagonistas se enfrentan al miedo al fracaso, a ser rechazados, a los sueños rotos, al mundo de las drogas, a los traumas personales, a la marginación, a los abusos sexuales, a la degradación de los personajes, a la homosexualidad, al aborto, a la superación personal, al amor no correspondido, etc. Y de qué forma lo hace Alan Parker, sencillamente insuperable: planos largos, manteniendo el encuadre; un estilo realista, sin trampa, ni cartón, sin artificios de ningún tipo, en silencio, la sobriedad al máximo. Sólo el actor y la cámara fija. Todo natural, duro y seco. Duele ver este drama coral por su estilo y por los temas que toca. Pero aún así, es imprescindible.
Reaccionario
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