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Voto de Reaccionario:
2
Drama. Fantástico Ambientada en el sur de los Estados Unidos, en plena Depresión. Paul Edgecomb es un funcionario de prisiones encargado de vigilar la "Milla Verde", un pasillo que separa las celdas de los reclusos condenados a la silla eléctrica. John Coffey, un gigantesco hombre negro acusado de asesinar brutalmente a dos hermanas de nueve años, está esperando su inminente ejecución. Tras una personalidad ingenua e infantil, Coffey esconde un ... [+]
4 de diciembre de 2011
22 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los 180 minutos con los que nos castiga Frank Darabont no están de ningún modo justificados para lo absurdo de esta película. Uno se devana los sesos para tratar de comprender como una cinta tan mal hecha, tan vacía, tan cobarde, tan insustancial, que desvaría tanto y que tiene tan poco sentido haya podido contar con tanto éxito. Y creo que la respuesta está en que conecta con la psicología de la mentalidad contemporánea.

Centrándonos en el film, "La milla verde" acaba reduciéndose a una serie de episodios que suceden en el corredor de la muerte con unos cuantos guardias como testigos. Se supone que el protagonista (al margen de Tom Hanks) debiera ser John Coffey pero durante minutos y minutos no tiene el más mínimo protagonismo. Y de mientras, se pasan una eternidad buscando y jugando con un ratoncito, con el lamentable personaje de Percy (un malo de lo más patético y simple, simplemente es un sádico y un estúpido), con el indio, con los simulacros, con el francés, con el nuevo preso. Y todas estas secuencias, sin ningún sentido, sin ninguna profundidad.

Luego cuando se centran más en John vienen una cantidad de cosas tan absurdas que la credibilidad se desmorona en picado (ver spoiler). Visto el argumento podría presumirse que tirara por donde tirara el resultado podría haber sido interesante: drama judicial, intriga detectivesca, crítica social, alegato contra la pena de muerte, retrato íntimo de los personajes, etc. Sin embargo el director corta con una simpleza asombrosa todas las implicaciones de su historia para ofrecernos una obra blandengue, cursi y de una planitud adecuada para que el espectador no se moleste.

Si analizamos un poco, todo lo narrado es de una intrascendencia desesperante y, por momentos, hasta cutre (lo de la infección de la orina y la aventura de Paul para poder orinar da una pena enorme). Hasta los poderes te dejan una sensación de insustancialidad ya que apenas se reflexiona sobre ellos o tal vez porque, pese a cierto deísmo, el tono de la cinta es tan laico ("nada de predicadores" le dice John) que uno no acaba de ver donde está el milagro (según el RAE éste precisa "intervención sobrenatural de origen divino").

La clave está, como dije al principio, en que psicológicamente responde a la mentalidad actual. Hoy las personas quieren cualquier cosa pero sin que les cueste nada. Entonces Paul y el resto de los personajes vienen y cumplen con este principio. Van de buenos, de humanos, de sensibles, de que se interesan por los demás, etc. pero a cambio no salen perdiendo nada. Es decir, no se implican con sus "víctimas", no interrelación con ellos; los matan y aunque sean inocentes ¡les da igual! No se arriesgan, no empatizan con ellos, no salen desgastados de su triste trabajo. Pues ellos están tan felices como si no pasara nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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