Media votos
8.3
Votos
524
Críticas
36
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de gabo:
10
2020
7.6
5,317
Animación. Fantástico. Aventuras
En una época en la que reinan la superstición y la magia, los lobos están considerados como una fuerza demoníaca que debe ser eliminada. Robyn es una joven aprendiz que viaja hasta Irlanda junto a su padre para erradicar al último grupo de lobeznos que conoce, pero la situación cambia cuando Robyn salva a Mebh. Su amistad la lleva a conocer el mundo de los denominados "Wolfwalkers", transformándose en aquello que su padre la ha mandado a destruir. [+]
14 de diciembre de 2020
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un mundo dominado por lo digital, lo estruendoso y bombástico de la animación en tercera dimensión es necesario volver a los orígenes, a aquella esencia que hizo grande al arte de la animación. Cartoon Saloon es un estudio que en el lejano 2009 debuto en el cine con una notable película acerca de los mitos irlandeses, pero lo más importante es que ellos construyeron un estilo visual y un universo de imágenes que son parte de su sello, no necesitando artificios baratos que apantallen al espectador y hagan confundir a este como algo innovador como ciertas películas de años recientes. Tomm Moore ha sabido en su trilogía Indirecta reconstruir Irlanda, sus mitos, sus leyendas, pero ante todo un universo de personaje tan fascinantes como complejos, siempre en búsqueda del algo, como el amor parental o aquello que han perdido por la crueldad del tiempo.
Continuó en la zona de Spoilers
Continuó en la zona de Spoilers
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Esta película no es una excepción, es una búsqueda por lo nuclear por recuperar aquello que el paso de las edades les quito a nuestros protagonistas. Desde el prólogo Moore ya establece el tono visual y narrativo de su obra con aquel bosque perturbado por la acción de las hachas, aparecen los lobos como ases de la noche, su diseño es lo que intimida, su presencia resulta perturbadora contra esos leñadores, pero aparece tras el fiero combate, una presencia, es una Wolfwalker, está lo deja vivir y con un gesto decidido encuadrado en un perfecto plano general lo deja ir. Conocemos a Robyn Goodfellowe, ella al igual de su padre no solo están atados al voto de obediencia a Lord Protector sino están atados a esa ciudad de bordes rígidos, de un cuadrado supuestamente infranqueable protegidos por los monigotes de Cromwell, que una vez más sus actitudes no están definidas por lo que dicen sino por el componente cinematográfico, como en su tiempo Walt Disney diseñaba a la baraja de cartas en Alice in Wonderland.
Esta también es una fábula sobre la madurez, ya que el padre de Robyn no entiende sus deseos de libertad, será por miedo al destino trágico o la pena del sebo, sus ojos tienen esa respuesta. Le impone la seguridad de trabajar como parte del servicio doméstico del jefe del castillo, eso la hace infeliz y eso lo muestra la cámara con una simpleza apabullante, basta un solo encuadre para mostrar esa infelicidad con la gama cromática y la posición de la pequeña Robyn en el plano acompañada de las otras sirvientas en una posición armónica, sumándole expresividad a esos momentos de la película. Cuando Robyn está en el bosque se da el encuentro de dos mundos, torpemente enfrentados debido al miedo y la ignorancia. Ella intenta capturar al lobo, pero por error la muerde, posteriormente convertida en lobo siente el llamado de lo salvaje, de la libertad, ese llamado es posible gracias a Bruno Coulais que con sus notas es como esa voz seductora a lo desconocido, a lo arcano. En una secuencia definitiva Moore cambia el estilo de dibujo y al son de Aurora somos participe de esa liberación de Robyn de esa libertad que brinda la paz de lo natural. Luego la música también nos develara el otro objetivo de la trama, el paradero de la madre de Mebh.
Entre ambas chicas se forma un lazo amical invisible pero eterno, sentado por la comprensión de la situación de la otra, vinculo que será clave en el clímax. El poder del villano de turno es manifestado con el poder del encuadre, de las sombras, de las composiciones como cuando va a liquidar a la madre de Mebh en la plaza, pero también su poder está presente en esa ciudad de bordes anchos y gestos adustos de su población, de llamas al rojo vivo contrapuestos al azul de la tranquilidad de la noche en el bosque.
Pero ante todo esta es una película sobre núcleos como manifesté en un inicio, ambas protagonistas se necesitan, para tener esa paz de antes y eso es manifestado con música de Coulais que en su virtud más poética alcanza lo inesperado, reconciliar ambos mundos cuando se da ese abrazo entre los cuatro y Bill acepta a los lobos, permitiéndole tener de nuevo una familia o en este caso una manada. En el clímax dramático resucitan a la madre de Mebh tras la lluvia, tras aquella agua que limpia los rezagos del mal, la población mira con fe aquel bosque que canta con aullidos, es una representación macroscópica del conflicto que ha perseguido a la obra terminando el ciclo y el desarrollo de todas las piezas del relato.
Wolfwalkers es ante todo una fábula, una que merece contarse, una en la cual el tiempo no le quitara encanto ni potencia expresiva, como sucede en todas las obras maestras. Moore nos recuerda al igual que en Song of the Sea la importancia de narrar historias, la importancia de la fantasía para comprender nuestro mundo con sus diferentes tipos humanos, pero ante todo la importancia de encontrar el lugar donde pertenecemos.
Reseña escrita para Oasis del Cine
Esta también es una fábula sobre la madurez, ya que el padre de Robyn no entiende sus deseos de libertad, será por miedo al destino trágico o la pena del sebo, sus ojos tienen esa respuesta. Le impone la seguridad de trabajar como parte del servicio doméstico del jefe del castillo, eso la hace infeliz y eso lo muestra la cámara con una simpleza apabullante, basta un solo encuadre para mostrar esa infelicidad con la gama cromática y la posición de la pequeña Robyn en el plano acompañada de las otras sirvientas en una posición armónica, sumándole expresividad a esos momentos de la película. Cuando Robyn está en el bosque se da el encuentro de dos mundos, torpemente enfrentados debido al miedo y la ignorancia. Ella intenta capturar al lobo, pero por error la muerde, posteriormente convertida en lobo siente el llamado de lo salvaje, de la libertad, ese llamado es posible gracias a Bruno Coulais que con sus notas es como esa voz seductora a lo desconocido, a lo arcano. En una secuencia definitiva Moore cambia el estilo de dibujo y al son de Aurora somos participe de esa liberación de Robyn de esa libertad que brinda la paz de lo natural. Luego la música también nos develara el otro objetivo de la trama, el paradero de la madre de Mebh.
Entre ambas chicas se forma un lazo amical invisible pero eterno, sentado por la comprensión de la situación de la otra, vinculo que será clave en el clímax. El poder del villano de turno es manifestado con el poder del encuadre, de las sombras, de las composiciones como cuando va a liquidar a la madre de Mebh en la plaza, pero también su poder está presente en esa ciudad de bordes anchos y gestos adustos de su población, de llamas al rojo vivo contrapuestos al azul de la tranquilidad de la noche en el bosque.
Pero ante todo esta es una película sobre núcleos como manifesté en un inicio, ambas protagonistas se necesitan, para tener esa paz de antes y eso es manifestado con música de Coulais que en su virtud más poética alcanza lo inesperado, reconciliar ambos mundos cuando se da ese abrazo entre los cuatro y Bill acepta a los lobos, permitiéndole tener de nuevo una familia o en este caso una manada. En el clímax dramático resucitan a la madre de Mebh tras la lluvia, tras aquella agua que limpia los rezagos del mal, la población mira con fe aquel bosque que canta con aullidos, es una representación macroscópica del conflicto que ha perseguido a la obra terminando el ciclo y el desarrollo de todas las piezas del relato.
Wolfwalkers es ante todo una fábula, una que merece contarse, una en la cual el tiempo no le quitara encanto ni potencia expresiva, como sucede en todas las obras maestras. Moore nos recuerda al igual que en Song of the Sea la importancia de narrar historias, la importancia de la fantasía para comprender nuestro mundo con sus diferentes tipos humanos, pero ante todo la importancia de encontrar el lugar donde pertenecemos.
Reseña escrita para Oasis del Cine