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España España · Barcelona
Voto de David MS:
6
Terror. Thriller. Western Durante el día, el exterminador de vampiros Jack Crow capitanea un grupo de mercenarios cuya misión es eliminar a esos peligrosos seres. Tras la reunión de vampiros en un pueblo de Nuevo México, el grupo de Crow cae en una emboscada que le tiende el terrible Valek. (FILMAFFINITY)
23 de agosto de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los primeros recuerdos cinematográficos que tengo son de los años 80, y suelo asociarlos de manera directa al cine de directores como Spielberg y en especial, John Carpenter. Tal admiración se debe a lo mucho que me gustó en su momento La Niebla, Golpe en la Pequeña China, Christine, 1997 Rescate en Nueva York, El Príncipe de las Tinieblas, Están Vivos y La Cosa (El Enigma de Otro Mundo). Bien es cierto que crecí y, al mismo tiempo que descubría directores tan buenos o mejores (Fincher, Hitchcock, Darabont...), Carpenter se fue enfundando en proyectos cada vez de menos calidad, por lo que el nombre del director tiene en la actualidad para mí tantas connotaciones positivas como negativas.

Llegaron los 90 y con ellos un Carpenter que aún ofrecería alguna propuesta interesante como En la Boca del Miedo, y alguna entretenida como 2013 Rescate en Los Ángeles. Pero lo que abunda en su filmografía de esa década es morralla entre la que se inscriben largometrajes como Memorias de un Hombre Invisible, El Pueblo de los Malditos, Fantasmas de Marte y la televisiva Body Bags. Vampiros forma parte de esta época deslucida.

Aunque el título lleva la firma de su director, hay que decir que esta película es una (algo libre) adaptación de una novela de John Steakley, Vampire$, que Carpenter dirigió tras haber sido rechazada por Russell Mulcahy (Los Inmortales), que tenía la idea de llevarla a cabo con Patrick Swayze (Dirty Dancing) de protagonista. Por suerte fueron cambiados tanto el director, como un Swayze que ahora que está muerto queda mal criticarlo, pero al que no le pega el papel de líder cazavampiros. Tampoco creo que se tirara de los pelos por no hacerla, no hay motivo para ello. Los que sí que entraron en el reparto fueron James Woods, Daniel Baldwin, Thomas Ian Griffith, Sheryl Lee y Maximillian Schell.

La trama sigue a Jack Crow (Woods), el lider de un grupo cazavampiros (entre el que se encuentra Baldwin), financiado por la iglesia para acabar con los bebedores de sangre y su cabecilla, el poderoso Valek (Ian Griffith), con la intención de encontrar una cruz para realizar un exorcismo que permitiría a los chupasangres ver también la luz de día.

El otro engaño aparte de la firma 'de John Carpenter' en el título, es pensar que Vampiros es una película de terror. En parte lo es, porque tales seres clavan sus colmillos y matan aquel que pillan por delante, pero son más bien una excusa para que Carpenter filme el Western que nunca le dejaron hacer al tratarse de un autor limitado por los estudios al cine fantástico. Del Western vendrían la manera de enmarcar la acción, planos largos, abundando entre ellos los generales, panorámicos, dando relevancia tanto a los paisajes del desierto de Nuevo Mexico como a sus estereotipados y chulescos protagonistas (Woods el que más).

Vampiros de John Carpenter viene a ser una respuesta del director a los románticos y estilizados productos que trataron el mito vampírico a principios de la misma década, con el Dracula de Coppola y Entrevista con el Vampiro al frente. Hay que decir que el golpe sobre la mesa que Carpenter da aquí para defender la clasicidad de los chupasangre no da resultado, no porque no sea una película entretenida, con hasta buenos momentos (la matanza de Valek en el motel, la caza del grupo de Crow), sino porque es una propuesta ciertamente menor, y es que a esas alturas y tras los fiascos anteriores, Carpenter solo daba para esta simplona serie B falta de pretensiones, con un sobado guión que cuenta la batalla del Bien y del Mal de toda la vida, traiciones incluidas.

Aún estos peros, la balanza se inclina ligera hacia el lado positivo, pues siendo un producto bastante rudimentario en la carrera del director, mantiene parte de sus mejores señas de identidad: una puesta en escena formal, ritmo, un anti-héroe protagonista convincente (aunque demasiado pasado de vueltas), violencia, y una banda sonora rockera y bluesy compuesta por el propio Carpenter.
David MS
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