Casi todos los fracasos artísticos y/ o económicos en la carrera de John Carpenter pertenecen a las películas que ha hecho con los grandes estudios; La Cosa (1982) -una obra maestra-, Memorias de un Hombre Invisible (1992), El Pueblo de los Malditos (1995), 2013: Rescate en Los Ángeles (1996), a excepción de la primera de ellas producciones con aciertos parciales pero fallidas en el resultado final. Otra que hizo con una major y lujo de presupuesto es Golpe en la Pequeña China (1986), posiblemente su mayor batacazo hasta la fecha.

Protagoniza el actor fetiche del director, Kurt Russell -hasta en cinco ocasiones- y dos intérpretes que repetirían en la posterior El Príncipe de las Tinieblas (1987), Dennis Dun y Victor Wong (1927-2001). Secundan James Hong y Kim Cattrall, mucho antes de convertirse en la estrella de Sexo en Nueva York.

El camionero Jack Burton (Russell) le gana una apuesta a un amigo (Dun) y antes de ir a recoger el dinero -porque no lo lleva encima-, le acompaña al aeropuerto a recoger a su novia venida de China. La chica es secuestrada por una banda mafiosa y entregada a un mago inmortal, Lo Pan (Hong), que la necesita para recuperar la juventud. Burton y su compañero trataran de liberarla, enfrentándose a monstruos, magos y toda clase de seres de ultratumba.

Si Agárrame Esos Fantasmas -sobre la que escribí ayer- era un popurrí de géneros y subgéneros, lo mismo sucede con una Golpe en la Pequeña China que sería su complemento perfecto en una doble sesión de las que tanto se llevan en el Phenomena; aventuras, comedia, romance, fantástico y muchas artes marciales. Haciendo un símil, Golpe en la Pequeña China sería la suma de Indiana Jones y el Templo Maldito, situada en la época contemporánea (de 1986) y con escenas de karate.

Una suma difícil de digerir que descolocó al estudio productor, 20th Century Fox, que no sabía cómo vender la película. ¿Qué hicieron? No venderla, de ahí que nadie fuese a verla. Lo curioso es que en los pases de prueba a la gente parecía encantarle, pero sin promoción se hundió en taquilla. Como otras veces el formato alquiler salvó las muebles y la convirtió en film de culto, más por ser una rareza que por ser una gran obra, porque la verdad es que la película es algo tonta.

Pero no voy a vender la moto, tiene sus deficiencias pero a mí siempre me ha gustado mucho, ya desde que la tenía en pirata en VHS -en la misma cinta que Pesadilla en Elm Street 3-; todos tienen su película de la infancia, posiblemente Golpe en la Pequeña China sea una de las mías, y el factor nostalgia siempre suma. Además, tiene cosas dignas de aprecio: un anti-héroe chulo a la par que cómico por el que sentir simpatía, mucha dosis de imaginación -Carpenter a ratos se avanza a su tiempo-, efectos especiales artesanales de los que molan, un ritmo endiablado y en su conjunto, mucha diversión.

Entre los peros, exceso de personajes -la periodista y algún compañero de los protas no aportan nada-, y que para que el espectador se entere de lo que pasa, se recurra varias veces a la explicación de mitos y leyendas, siempre pasajes verborreicos que al cabo del rato poco importan. No es Golpe en la Pequeña China una película de guión.