Empieza la temporada estival y con ella el aluvión de blockbusters veraniegos que nos bombardean desde Hollywood. Ayer, en España, los estrenos simultáneos de Monsters University y El Hombre de Acero, ambas destinadas a arrasar en taquilla. El Hombre de Acero es para mi la película más esperada del verano, por ser el superhéroe por antonomasia, por como lucen los trailers previos, el presupuesto, el reparto, y sobre todo por juntar a Christopher Nolan -productor y escritor-, Zack Snyder -director-, David S. Goyer -guión- y Hans Zimmer -banda sonora-. Con tal suma de talentos no podía salir un pestiño.

El reparto y sus respectivso personajes: Henry Cavill (Kal El/Superman/Clark Kent), Amy Adams (Lois Lane), Michael Shannon (General Zod), Russell Crowe (Jor El), Kevin Costner (Jonathan Kent), Diane Lane (Martha Kent), Antje Traue (Faora), Laurence Fishbourne (Perry White) y Christopher Meloni (Coronel Nathan Hardy).

De vuelta a los orígenes de Superman. Jor El, el padre biológico del héroe, lo envía a la Tierra siendo un bebé desde una Krypton cerca de la extinción, afectada además de un golpe de estado fallido del General Zod. En nuestro planeta Superman/Clark Kent es adoptado por Jonathan y Martha Kent, que le educan en la vida. El punto de inflexión llega cuando reaparece en La Tierra un General Zod superviviente de la catástrofe de su planeta, reclamando la entrega de Superman, o destruye la Tierra.

En realidad el plan de Zod es otro, sustraer del cuerpo de Kal El un artefacto que convertiría el planeta en un nuevo Krypton. A Superman le ayuda una periodista del Daily Bugle, Lois Lane, con la que, como todo el mundo sabe, el héroe de DC siempre tiene rollete.

El guión de El Hombre de Acero está escrito a cuatro manos entre Nolan y Goyer, capaces de escribir la trilogía de El Caballero Oscuro. Su mérito aquí es adaptar el personaje a los tiempos que corren, y en la parte final, copiar el argumento de la tercera parte de Transformers -el General Zod y los Kryptonianos, al igual que los Decepticons en el film de Michael Bay, tienen intención de convertir la Tierra en su planeta natal-.

Posiblemente casi todos los fallos en El Hombre de Acero vienen de un guión funcional, carente de riesgo y sobrado de una falsa trascendencia en las partes más pausadas. Tampoco acaba de colar el romance entre Superman y Lois Lane, demasiado impuesto y carente de cierto sentido -parece más un amor de verano que una relación formal-.

Con el resto, El Hombre de Acero cumple con creces. Muchas veces los teasers y trailers previos destripan las escenas más espectaculares de las películas. Aunque este Superman ha tenido multitud de ellos no consiguen destripar un largometraje que es un trailer extendido hasta las dos horas y cuarto. Una película que es una montaña rusa sin casi bajadas, en constante clímax, con escenas de acción incluso en los momentos más intimistas de la historia.

Puntos a destacar de El Hombre de Acero, que no son pocos:

- Las citadas escenas de acción quitan el habla. El Hombre de Acero es una apología de la destrucción, tanto que a veces uno se pregunta si Superman no destruye más la Tierra que la salva. ¿Quedarse con una escena? Sería difícil, mejor quedarse con la película entera.

- Zack Snyder se mete en las ligas mayores con su realización, cada planazo, cada movimiento de cámara, los zooms, y un exceso de testosterona que hace que su anterior 300 parezca Sonrisas y Lágrimas. Notable el montaje y el recurso de contar los inicios del protagonista mediante pequeñas cápsulas, flashbacks de los orígenes del personaje.

- Los efectos especiales son tan perfectos que incluso cuando sabemos que está hecho por CGI los personajes son idénticos a los actores que los encarnan. Luce cada dólar que ha costado, en total 225 millones.

- La rimbombante banda sonora de Hans Zimmer, sin necesidad de recurrir a la melodía original de John Williams, pero con una partitura igual de pegadiza.

- Un casting perfecto. Crowe, Costner, Shannon, aunque quien está mirado con lupa es un Henry Cavill que tiene la complicada papeleta de competir con el recuerdo de Christopher Reeve. Henry Cavill convence, da el perfil que se espera del carácter.

Los puristas preferirán la de Donner del 78 con Christopher Reeve. El Hombre de Acero pertenece a una nueva generación y como tal se la ha de valorar. El resultado una película que cumple el propósito del cine palomitero al estilo Los Vengadores, muy muy entretenida, tan hipnótica que no hace que se note su duración, con toda la acción que le faltó al Superman Returns, y con el único defecto de faltarle un poquito de alma.