Veinte años han pasado desde que se estrenara y viera Asesinos Natos (1994), y por aquel entonces se convirtiera en mi película favorita. Hoy ya no, sigue siendo una buena película, pero el asombro que me produjo procede más de mi inexperiencia como espectador que de las cualidades del film. Dirige Oliver Stone esta historia original de un Quentin Tarantino que quiso retirar su nombre de los créditos después de ver cómo Stone hiciera con su material lo que le salió del forro. Protagonizan Woody Harrelson, Juliette Lewis, Robert Downey Jr, Tommy Lee Jones y Tom Sizemore.

La historia de cómo dos asesinos de masas, Mickey y Mallory Knox (Harrelson & Lewis), se convierten en ídolos del pueblo americano y triunfan en los medios de comunicación. A Stone, también guionista, el film le sirvió para lanzar algún dardo envenenado a los mass media con esta versión satírica de Bonnie & Clyde. A destacar, los antagonistas de la pareja protagonista, el alcaide Dwight McClusky (Jones), el periodista Wayne Gale (Downey Jr) y un policía con afán de protagonismo, Jack Scagnetti (Sizemore).

Oliver Stone como director de cine es un tipo al que le suele costar poco dejarse llevar por los excesos, y en Asesinos Natos definitivamente se le fue la cabeza. Porque el guión era bastante simple pero él se empeñó en convertir su película en un viaje alucinógeno y lisérgico, una experiencia fílmica cercana a tomar algún ácido chungo -hay alguna leyenda urbana que dice que el mismo director estuvo bajo los efectos de las drogas cuando la realizó-.

El tío no fue capaz -y no quiso- mantener la cámara quieta en las puñeteras dos horas que dura la peli, rara vez con algún plano centrado, o contando la historia de manera natural. Todo lo contrarío; ejemplos, los protagonistas se conocen en una escena que recrea una sitcom -risas enlatadas incluidas-, hay otras en dibujos animados, blanco y negro, mensajes subliminales, imágenes de otras películas insertadas en pantalla, constantes cambios de iluminación -sin venir a cuento o con fuente lumínica que lo produzca-, y un desenlace que es un riguroso directo televisivo plagado de violencia gratuita. Cada cambio de escena es una caja de sorpresas en la que no sabes que te vas a encontrar.

¿Vale la pena verse? Dependiendo de la afinidad que se tenga por el cine de Oliver Stone y sus excentricidades en la puesta en escena. Con Asesinos Natos logró una experiencia diferente, potente, de esas pelis que se quedan en la memoria -positiva o negativamente- por su imaginación en lo que se ve en pantalla -mejor que como crítica a los medios de comunicación, evidente y poco sutil, que tampoco pretende serlo-.

A destacar: cada apartado, muchos de ellos cercanos a locura -los actores-, o totalmente salidos de madre -el montaje-. Pero de entre ellos la música es uno que brilla sobre el resto, escogida con muy buen gusto: Bob Dylan, Leonard Cohen, Dr. Dre, Jane's Addiction, Patty Smith, L7, The Specials, Rage Against the Machine, Cowboys Junkies, Patsy Cline, Peter Gabriel y Nine Inch Nails, cuyo cantante es el productor de una banda sonora que no incluye tema de compositor alguno.