Julia Ducournau llega con esta última entrega, "crudo", nos muestra como la familia de Justine es similar en ciertos aspectos que definirían el hito que partiría en dos la historia de nuestro personaje principal.

Como primera parte tenemos a nuestra Justine como la típica niña favorita de sus padres, la mejor en colegio además que estaba a punto de entrar a la universidad y afrontar la nueva vida que se le presentaba justo enfrente de su cara.

Y como segunda parte tenemos un mundo que no tiene piedad de ella, que trata de destruir su espíritu por medio de novatadas hechas por parte de los veteranos además a esto debemos el desarrollo de sus deseos más profundos y oscuros, con los cuales ella tendrá que lidiar para no perder a sí misma en algo que siempre estuvo ahí pero que no había alimentado hasta ahora.

Por lo que es impresionante el desarrollo de Justine al tener que lidiar con cosas que nunca se habría imaginado, de las que no todo el mundo tiene la fuerza de voluntad para encarar y aun así el hecho de que pudo frenar en cierto sus deseos de una manera en la que su hermana no pudo es realmente hermoso. Aunque falto un poco más de protagonismo de Alexia y la duda de cómo comenzó todo para ella, esta es una gran obra.