Tocaba una revisión de este clásico de la animación de Disney de una gran época para la compañía como fueron los años 90 donde casi cada filme que estrenaba era un pelotazo. No como ahora, desgraciadamente, donde se han vendido a la ideología y parte de lo que Walt Disney construyó y otros siguieron se está estropeando a pasos agigantados.

Un año antes de esta, Disney estrenó 'La bella y la bestia' (primera película de animación nominada al Óscar a la Mejor Película, nada menos) y si ya esa fue un éxito sin paliativos, esta no lo es menos. Con poco menos de hora y media es capaz de condensar una historia con varios palos que tocar como la comedia y el drama y mensajes educativos poderosos para que los niños aprendan valores y a los adultos no se les olvide. Frases como "Y recuerda, solo tienes que ser tú mismo" o “Como dicen en mi colmena: ¡la mentira no es buena!” son algunos ejemplos de que este largometraje no solo es entretenimiento (y del bueno), sino educacional.

Decir algo de 'Aladdin' que no se haya dicho ya a lo largo de estos casi 30 años (el 8 de noviembre de 1992 fue su premiere en Los Ángeles) es harto difícil, pero no decir nada sería peor. Como ya he escrito en el párrafo anterior, condensar tantas cosas en poco menos de hora y media no es tarea fácil, y esta película lo hace con nota pues tenemos tramos para reír y otros para sufrir o emocionarse gracias a unos personajes fantásticamente construidos como Aladdin, un ladrón honesto donde los haya que roba para sobrevivir, Jafar y su genio para el mal siendo uno de los grandes villanos de Disney en su historia , Jasmine y su anhelo de ser una persona libre de su burbuja que es su vida (que también es una muestra de que tener una vida de lujos no es a veces tan bueno como parece al tener que regirse por los estándares de la realeza, impidiendo cualquier ocasión de tener una vida autónoma) y el genio de la lámpara, el personaje roba escenas de la función y pegamento de la historia.

Todos estos personajes, más secundarios como el loro Iago, el mono Abu o el padre de Jasmine, mezclados en un guion lleno de aventuras y todo tipo de situaciones dan como resultado un largometraje cuya calidad cinematográfica y relevancia no se han perdido casi tres décadas después de su estreno. Y es que las buenas películas siempre son atemporales.