La saga de 'Hellraiser' tiene más valor en la historia del cine por el personaje que descubrió el público (Pinhead, con Doug Bradley haciendo suyo el personaje por donde otros no creo que puedan llenar sus zapatos, aunque lo intenten) lleno de pinchos en la cabeza y sus 'amigos' cenobitas, cada uno salido de un museo de arte abstracto de lo grotesco que de valor cinematográfico en sí. Aún así, no perdí la esperanza tras ver unas partes II y III donde parecía haber mejorado a la sobrevalorada cinta original y me animé a darle una oportunidad a la IV parte, en la que parecía que sería un 'Pinhead en el espacio'.

Así es desde el principio, pero tramposamente la trama da un paso atrás en el tiempo hasta en el siglo XVIII para contar los orígenes de la caja y quien fue su creador. Un creador, Philip LeMarchand, que traerá la maldición a su familia y, a su vez, pueden ser los únicos que acaben con Pinhead y su tropa de una vez por todas.

A pesar de la trampa, las dos historias referentes a los antepasados del Dr. Merchant del año 2127 tienen su aquel, especialmente la que transcurre en el siglo XVIII, donde se cuentan los orígenes de quien construyó el cubo porculero y añade algunos personajes relevantes para la historia, entre ellos Angelique (Valentina Vargas, 'El nombre de la rosa') y Jacques (Adam Scott en su primer papel de gran relevancia). Este tramo es, sin duda, el mejor de las tres épocas y no habría sido una mala decisión que esa historia hubiera sido la principal y que esta cuarta entrega fuera más bien una precuela. Sin embargo, no es así y luego hay viajes hacia delante hasta 1996 con otro antepasado del Dr. Merchant (John Merchant) y su familia y, por último, el futuro; cada una más floja que la primera historia.

Sinceramente, esperaba una trama donde el terror y la ciencia-ficción se mezclasen, pero, visto lo visto, todo lo que atañe sobre el cubo y los cenobitas en el siglo XVIII fue mejor llevado que las demás épocas. Además, si lo que se ve en el futuro hubiese sido toda la película, sin duda su valoración sería bastante peor de lo que realmente es. Es un pequeño paso atrás con respecto a las salvables secuelas de 1988 ('Hellbound: Hellraiser II') y 1992 ('Hellraiser III: Infierno en la Tierra'), aunque no es ni mucho menos un completo bodrio. Con un poco más de calidad en los segmentos del siglo XX y XXII sería una secuela tan buena como esas. Es irónico cuando Kevin Yagher firma la película acreditado con el famoso sobrenombre de Alan Smithee (más la dirección no acreditada de Joe Chappelle), sobrenombre usado cuando el director está hasta los mismísimos del filme.