Haz click aquí para copiar la URL
Argentina Argentina · Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Voto de El Golo Cine:
6
Terror Es una noche tormentosa en Montevideo en 1993. Un cine con cierto aire decadente está abierto. Allí se exhibe una película de terror italiana titulada La muerte jamás vista, que atrae la atención de unos pocos asistentes. La sala no cuenta con su proyeccionista habitual, reemplazado por su hija. En esa tardía función, aparecerá un sombrío personaje con la intención de asesinar a todos los espectadores. (FILMAFFINITY)
7 de mayo de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al morir la matinée (2020), coproducción rioplatense dirigida por el uruguayo Maximiliano Contenti, es una película de terror, un slasher, con algún guiño cómico y mucho de homenaje a un género que para 1993, cuando está ambientado el film, empezaba a desaparecer.

Por Nicolás Bianchi

En una tarde lluviosa de Montevideo que comienza a convertirse en noche un grupo de jóvenes se refugia en un cine para ver una película de terror. El primer homenaje de Al morir la matinée es al cine como espacio físico, amplio, con anchas escaleras y alfombras mullidas en los pasillos. En la sala con platea, más grande que el promedio de las actuales, sobran butacas para los pocos espectadores que asisten a la última función del día.

La película es todavía una cinta de fílmico que un operario, desde su sala, debe proyectar. Ese día la joven Ana (Luciana Grasso), la protagonista, remplaza a su padre. Una vez que empieza el film solo quedan en el cine un puñado de espectadores y un asesino en serie, que viste un piloto con capucha que oculta su rostro. No es el único, sin embargo, que fue al cine sin intención de ver la película.

No hay un gran desarrollo de los personajes en Al morir la matinée, sino apenas algunas marcas para que puedan diferenciarse. Dentro de la sala quedan dos hombres mayores, uno de los cuales se va enojado ni bien empieza la película, y otro que simplemente está ahí. Con el segundo se tropieza Ángela (Julieta Spinelli) una adolescente que fue con dos amigos y estuvo bebiendo de una petaca antes de entrar.

De los amigos de Ángela uno luce como un nerd y otro es más bien un galancito que intenta seducir a una chica que conoció en el colectivo y también está en el cine, en un principio sola. Unos asientos más abajo se encuentra Tomás, un niño que se coló en la función y que, algo asustado, observa el film que por su edad no debería ver. Queda otra pareja, compuesta por una chica muy sensual y un varón algo tímido. Además está el acomodador, un joven que intenta establecer sin éxito algún tipo de contacto con Ana en la sala de proyección pero ella necesita concentrarse para poder estudiar porque pronto debe rendir un examen.

La película retoma el camino clásico de los slasher, aquellos relatos en los que hay un grupo de jóvenes a merced de un asesino con un arma filosa, con cierta rigurosidad. El sexo y el consumo de cualquier sustancia son castigados. Del grupo de personajes habrá unos pocos sobrevivientes que serán los que deberán finalmente enfrentar al monstruo. Antes hay unos cuantos litros de sangre desparramados por la pantalla, amén de otros fluidos.

Desde el punto de vista estético la película recupera la iluminación con colores recargados de los giallos, aquel género de suspenso y terror italiano, del que Contenti también utiliza la musicalización con sintetizador y un sonido progresivo. Las pequeñas dosis de humor son las que podría haber habido para 1993, antes de que la saga de Scream relance de manera humorística al género. Pero ni el terror ni la comedia describen el corazón de Al morir la matinée, que es sobre todo un ejercicio de nostalgia. De una época, de un lugar y de un deseo, el de ver, como el niño Tomas, con las manos sobre los ojos para disimular el miedo, cómo acuchillan a alguien en pantalla y todo se tiñe de un rojo cargado y brilloso.
El Golo Cine
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow