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España España · Barcelona
Voto de amigo caos:
2
Ciencia ficción Una estrella gigante está a punto de chocar con la Tierra, lo que inevitablemente provocaría el fin del mundo. El Gobierno rehúsa escuchar a los científicos, pero un grupo de empresarios financia la construcción de una nave espacial con el fin de transportar a un número limitado de personas a otro planeta para crear allí una nueva civilización. A medida que se aproxima el fin, tendrán que luchar no sólo contra el tiempo, sino también ... [+]
15 de abril de 2013
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
De todas las cosas que pueden suceder en el caso de que el apocalipsis sea un hecho inmediato, Rudolph Maté propone alguna interesante y demasiadas fuera de lugar. No juzgaré con ojos de científico categórico los hechos que se describen, asumo que es cine, que concretamente es una cinta de ciencia ficción, y por lo tanto no tengo en cuenta la estupidez que se plantea relacionada con las causas del final del planeta Tierra. El Universo es incognoscible, profundamente repleto de caos, y la existencia del parásito humano, que destruye su propio nicho ecológico, no deja de ser una azarosa casualidad hinchada de sumas y sumas de accidentes cosmológicos. Todos los procesos conjugaron como debían y aquí apareció la vida (el ser humanoide entre ella) con una diversidad asombrosa.

Bien, todo correcto hasta aquí, hay quienes encienden cigarros con billetes ante el inminente final del capitalismo, hay quien invierte todos sus ahorros en un intento desesperado por concretar la manera de mudarse de planeta (ahora llegamos a lo interesante) y ante esa hipótesis decide llevarse muestras de la vida del planeta Tierra. Yo no sé ser políticamente correcto, diré las cosas como son: ese arca de Noé espacial lleva consigo toda una serie interminable de especies animales y 40 ó 50 seres humanos, pero de manera imperdonable se olvidaron de los negros. No voy a mencionar el despiste de dejarse en tierra también a los orientales, el porcentaje de población yanqui de la comunidad es sustancialmente menor que la afroamericana. Así que no, en la nave no hay lugar para negros. ¿Año 1951? Sí, lo sé, lo sabemos, la sociedad yanqui de entonces... ¿qué puedo hacer si no lamentarlo?, ni entre los técnicos especialistas ni debido al azar hay negros.

Luego la nave aterriza en el nuevo planeta, vale, el daño ya está hecho y la desgana pide la hora, se llevaron a un perro, qué tierno, qué bonito... Y aparece ese decorado pintado en un muro, el nuevo pisito es encantador, encantadoramente blanco.... Lamentable.
amigo caos
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