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España España · Zaragoza
Voto de Hilodeseda:
9
Drama Ryoata, un arquitecto obsesionado por el éxito profesional, vive felizmente con su esposa y su hijo de seis años; pero su mundo se viene abajo cuando los responsables del hospital donde nació su hijo le comunican que, debido a una confusión, el niño fue cambiado por otro. (FILMAFFINITY)
6 de diciembre de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ser humano profesa una religión común en todas especies, razas y culturas: El egoísmo. En menor o mayor medida, y como un impulso incontrolado, el proteccionismo hacia nosotros mismo ha sido uno de los defectos congénitos que quizás nos han hecho llegar hasta donde hoy estamos, el eslabón más alto de la cadena alimenticia: Máximos depredadores del entorno.

A través del egoísmo ejercido, entendemos que nuestros gustos son superiores, que nuestro modo de vida sistemático aúna las mayores virtudes necesarias para el desarrollo personal y humano, y en virtud de tal erudito pensamiento determinamos que nuestros vástagos debería de compartir muchas de nuestras aficiones y placeres, olvidando nuestros errores/vicios y alcanzado un estrato superior al nuestro: La evolución.

Con todo ello, Hirozaku Koreeda (“Nadie sabe” 2004, “Kiseki” 2011) director japonés indispensable en la cultura cinéfila del siglo XXI, indaga en la creación de un clon, en la formación de un hijo a imagen y semejanza, y en la aparición de un dilema existencial al aparecer una traba, un severo obstáculo en esta ejecución meditada y calculada.
Ryoata, un arquitecto de prestigio y obsesionado por el éxito profesional, vive felizmente con su esposa y su hijo de seis años; pero su mundo se viene abajo cuando los responsables del hospital donde nació su hijo le comunican que, debido a una confusión, el niño fue cambiado por otro. Un sentimiento inenarrable recorre sus almas y les invita a formar una tertulia a 2 bandas con un objetivo común: Tomar una decisión de una magnitud suprema sobre sus hijos intercambiados.

“De tal padre tal hijo” es una notabilísima película de 120 minutos, mostrada con la paciencia y precisión propia de la cultura nipona, en la cual se entremezclan los problemas de educación infantil, las diferencias sociales, la redención humana, el racismo elitista, pero sobre todo acerca del abandono sentimental infantil (y sus consecuencias) a causa de la nula conciliación familiar por motivos laborales. Una cinta elegante, sutil y sin titubeos que hipnotizó a Steven Spielberg en el último festival de Cannes (premio de jurado), y al público en el Festival de San Sebastián. Una obra que entrará por tu retina y recorrerá todos tus poros hasta la consecución de un juicio de valor, objetivo de tertulias postrimeras necesarias e indispensables, dato éste revelador de que el objetivo está cumplido. El dardo ha dado en la diana, en pleno corazón.

Una película que te traslada por sus distintas fases: presentación, acontecimiento, desarrollo y desenlace. Un desenlace que aguarda uno de los momentos más recordados de la película, con gran carga sentimental. Quizás no está al mismo nivel que su obra culmen, “Nadie sabe”, pero no le anda muy lejos.

Valoración: 8,5

habladecine.com
Hilodeseda
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