Y me gusta porque:

-Me ha entretenido un montón. Ya se sabe: mente simple, aficiones simples.

-Es la más corta de la saga. Lo peor de sus antecesoras era cuando se ponían filosóficas. Aquí prima la acción.

-Tiene los mejores efectos de la serie. Y ya me gustaría a mí bajarme directamente del Golden Gate para poner mis patitas en Alcatraz, a ver si queda todavía algo de Clint por allí.

-Digan lo que digan, la continuación de las tramas y las relaciones de los personajes están dignamente dibujadas. Es la mejor dinastía de súper héroes que se ha llevado al cine, al menos la más homogénea. Junto con el Batman de Nolan, donde, por cierto, los superpoderes brillan por su ausencia. Algunos parecen olvidar que estamos ante una historia basada en personajes de cómic diseñados por Stan Lee y no en ‘La decadencia de Occidente’ de Spengler.

Por cierto: la gente no vuela, ni mueve objetos a distancia, ni provoca fenómenos meteorológicos –salvo alguna que otra atronadora aerofagia-, y cuando se hace pupita, la cosa duele que no veas. Aunque a mucha gente le pudiera parecer lo contrario, esta película no está basada en hechos reales, lo cual me parece una bendición. Mutante, claro.