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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
4
Drama Durante la Segunda Guerra Mundial, el teniente Thomas Hart (Colin Farrell), un oficial de buena familia y estudiante de derecho en Yale, es capturado por los alemanes. A los pocos días de ser interrogado, es enviado a un campo de prisioneros. Una vez allí, el coronel estadounidense William McNamara (Bruce Willis), al mando entre los prisioneros, le pregunta si ha dado información al enemigo. Como Hart lo niega, es expulsado del barracón ... [+]
13 de diciembre de 2010
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encantan las películas de abogados, de esas en las que el protagonista tiene todo en contra: testigos corruptos, jueces cascarrabias, policías que mienten, jurados imprevisibles y todas esas cosas… juicios en los que todo parece perdido hasta que hay un impresionante alegato final que conmueve al jurado, un interrogatorio despiadado en el que el acusado se viene abajo o un testigo sorpresa sacan la verdad sale a la luz.

Y aunque esas películas siempre sean lo mismo, nunca me canso de verlas… siempre que se hagan con un poco de seriedad, claro. Pero, vaya por Dios, resulta que “La guerra de Hart” es de todo menos seria. El juicio tiene lugar en la Segunda Guerra Mundial (vale), en un campo de prisioneros (bueno, bien), con un prisionero negro juzgado por asesinar a un compañero blanco (hummm, pillado por los pelos, pero bueno) y donde el comandante alemán del campo, se ve que se aburre tanto que en lugar de hacer lo normal en estos casos (ignorar lo que hacen sus prisioneros entre ellos o fusilar al presunto asesino) organiza un juicio en el que los propios reclusos se repartirán los papeles de fiscal, abogado y jueces, con los alemanes de alegres espectadores pasivos de un despropósito en el que los abogados prisioneros de guerra se pueden tomar la libertad de llamar como testigo a los guardianes alemanes que acuden encantados de formar parte de una farsa en la que no hubiese resultando sorprendente que el propio Hitler hicera un cameo como testigo sorpresa.

El resto, el envoltorio, está muy bien hecho, muy bien reconstruido, muy bien ambientado y solventemente interpretado, como siempre, por Bruce Willis y Collin Farell que, al margen de sus discutibles dotes, tienen la habilidad de empatizar con el espectador y atraerle a una trama que, en otras manos, hubiese provocado risa/repulsión.

Lo dicho, una lástima que la atractiva reconstrucción del frente, las armas, los uniformes, los aviones, los bombardeos, las explosiones… no esté a la altura de una trama de leguleyos tan creíble como un capítulo “Juzgado de guardia” y de fugas menos verosímil que “Evasión en la Granja”.
OsitoF
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