Con el cine ruso me pasa como con la literatura rusa: el choque cultural me golpea brutalmente y, muchas veces, no consigo pillarles el punto. En ambos casos son narraciones embarulladas, que saltan de una descripción a un monólogo interior y de ahí a un diálogo, todo ello sin solución de continuidad, y plagadas de personajes de nombres atípicos que dicen una frase y a lo mejor no vuelven a salir en toda la obra o vuelven a salir una hora o cien páginas más tarde para decir otra frase. Al principio pensé que podía ser un tema de la traducción, pero no, es una cuestión de estilo. Ya en el caso particular del cine, me da la sensación de que los actores sobreactúan buscando la épica en cada plano, la máxima expresividad en cada secuencia, pero no porque sean malos, sino porque es lo que se espera de ellos según el estilo, los estándares, del cine ruso.

Por eso las películas rusas me chirrían un poco. Sobre todo en obras basadas en hechos reales o que describen hechos reales, en las que esas interpretaciones tan intensas generan un aire de irrealidad, como si el argumento fuese el de un drama y las actuaciones las de una comedia. Pero también es verdad que una vez que le coges el truco y te abstraes de esas particularidades, aparecen películas interesantes o muy interesantes, como esta “Salyut-7: héroes en el espacio” que recrea la recuperación en los años ochenta de una estación espacial rusa que había perdido el control por parte de cosmonautas de ese país.

De entrada, el planteamiento es interesante y ambicioso y en el plano técnico está resuelto de manera sobresaliente. Visualmente es un espectáculo, la dirección y la fotografía saben sacar partido de la ambientación espacial para jugar con el Sol, la Tierra, las naves espaciales y los astronautas para desarrollar planos que son una delicia para los sentidos. Además, la estación espacial, las cápsulas, los trajes espaciales, el equipo de control de tierra están reconstruidos de manera absolutamente realista y nos sumergen en la acción. La narración es ágil y el ritmo trepidante, todo el rato estamos viendo cómo les pasan cosas interesantes a los cosmonautas o a sus jefes en tierra, por la parte argumental, “Salyut 7” no tiene nada que envidiar a “Apolo XIII”. La tensión se palpa a cada problema a los que tuvo que enfrentarse una misión espacial de la que el mundo occidental no fue consciente.

Quizá el mayor problema a la hora de verla – no hablo de defecto – es que lo que comentaba al principio del factor de irrealidad en el cine ruso, provoca ciertas dudas de si todo sucedió tal cual es descrito en la película o si se está generando artificialmente tensión de más para alargar el metraje o dar más épica a la historia. En todo caso, aunque no sea cien por cien verídica, es muy entretenida, con momentos espectaculares y aprendes cosas que no sabías.