Gernika: una de las más gloriosas hazañas bélicas del Glorioso Movimiento Nacional, cuando la población civil recibió varias oleadas de bombas incendiarias y explosivas sólo por el hecho de estar en territorio fiel a la República. La historia es bien conocida, por suerte había periodistas extranjeros en Bilbao que dieron la noticia al mundo. Pablo Picasso se encargó con su famoso cuadro de dar a conocer el martirio de la pequeña ciudad. Ellos, los culpables, los traidores, los amotinados, siempre lo negaron.
Gernika, la película: más bienintencionada que otra cosa, de guión endeble y algo vagabundo, presupuesto bastante exiguo para sus ambiciones, interpretaciones erráticas cuando no equivocadas, estética de serie televisiva, excesivas ambiciones en la combinación de amor y guerra, algo que no suele fallar, pero aquí anda la cosa deslavazada. Por supuesto, el intento despierta nuestras simpatías, y también alguna sonrisa cómplice y solidaria, por eso no la suspendo. Además, los comunistas son malísimos, como en los mejores tiempos de la Guerra Fría, y eso siempre me pone de buen humor.
Segundo intento de Koldo Serra en el largo, el primero fue Bosque de sombras, con un reparto curiosito, pero tampoco acababa de funcionar. Persevera, Koldo.