Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
5
Acción. Thriller Lydia, una joven de 16 años, es acusada de haber robado una fortuna a un cártel, pero en realidad es una trampa fraguada por su novio traficante. La chica tiene que escapar con el único aliado que tiene en el mundo: su padre, John Link, un eterno fracasado, antiguo motero rebelde y ex presidiario, que se verá en la obligación de vincularse nuevamente con un pasado del que huía para poder salvarla. (FILMAFFINITY)
4 de mayo de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mel Gibson reinaba en Hollywood gracias a sus dos franquicias, Mad Max y Arma letal, fortalecido tras haber dirigido dos películas tan meritorias como Apocalypto y Braveheart, cuando en el curso de una de sus frecuentes trifulcas alimentadas por el alcohol profirió, escupió, proclamas supuestamente antisemitas. De inmediato, el poderoso lobby judío de la Meca del Cine decretó una condena al ostracismo de la que a duras penas está recuperándose hoy, aunque amigos fieles nunca le fallaron (léase Jodie Foster). La última película que ha dirigido, Hasta el último hombre, cosechó dos Oscar y un puñado de otros premios, lo cual viene a significar que sus pecados le han sido perdonados, cual hijo pródigo, algo muy del gusto del pueblo hebreo. Como actor, sigue adscrito al cine de acción, con mayor o menor fortuna. Blood Father es un ejemplo paradigmático.
Una chica algo pendón huye del cártel de su novio tras haberse negado a disparar contra una mujer y haber desviado la pistola hacia el interfecto. Desesperada, solicita la ayuda de su padre (Gibson), al que no ve desde hace años, un ex convicto, ex alcohólico, que se gana la vida haciendo tatuajes. El metraje se reparte a partes iguales entre escenas de persecución y escenas de tiroteos, hasta llegar al predecible final.
La cinta, de nacionalidad francesa, está dirigida por Jean-François Richet, un hombre al que debemos un apreciable remake de Carpenter, Asalto al distrito 13, el díptico de Mesrine, gloria del polar francés, y una extraña pero notable comedia generacional titulada Una semana en Córcega. En Blood Father se limita a poner su talento al servicio del renacido Gibson y de una actriz desconocida para mí, Erin Moriarty, que no desfallece ante el divo. Obra, pues, de evasión, a mayor honra y gloria del actor recuperado, sólo para fans del cine de acción y seguidores de la saga Arma letal (no es mi caso, no he visto ni una).
Eduardo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow