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España España · Madrid
Voto de Charles:
5
Comedia. Ciencia ficción Galaxy Quest es el título de una serie de televisión que se emitió con gran éxito durante treinta años. Terminada la serie, sus protagonistas se dedican a exhibirse por convenciones y programas especiales. Lo que ignoran es que una raza alienígena, los Thermians, captaban la serie creyendo que se trataba de un documento histórico. Por eso, deciden secuestar a los viejos actores para que les ayuden a derrotar al perverso Roth'h'ar Sarris. (FILMAFFINITY) [+]
10 de diciembre de 2015
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A estas alturas, quién puede negar la influencia enorme de 'Star Trek', o 'La Conquista del Espacio' por ser exacto, en toda una manera de entender el cine y la televisión.
La Enterprise surcó el espacio en su misión de cinco años por varias generaciones, llevándonos a los más recónditos rincones del espacio, donde casi siempre había oxígeno y Kirk perdía su camisa.
Pero lo que todo el mundo negará, y sobre todo los "trekkies" de corazón, es la inmensa Tontería, con mayúsculas, que siempre campó a sus anchas por tramas, personajes y artilugios, pero que nunca nos provocaron la carcajada porque estábamos demasiado ocupados alucinando.

'Galaxy Quest' es la respuesta a ese pensamiento.
La dura verdad de que 'La Conquista del Espacio' era en realidad una serie cutre, que logró hacer fama por una sociedad encorsetada en los grandes culebrones supuestamente serios que buscaba la excitación de algo diferente en sus televisores, buscaba ir más allá de las estrellas.
Y con el tiempo se convirtió en víctima de su propio éxito en convenciones sacacuartos, con actores de medio pelo aprovechando su influencia sobre fans desesperados, y se ganó las burlas de lo "serio" y "más comprometido".
Todo eso se ve, con kilos de ironía y consabida referencialidad, en cada una de las penosas aventuras que el Comandante Taggart y su grupo llevan a cabo, entendiendo por aventuras bolos tipo la inauguración de un centro comercial.

Pero todavía queda algo: Taggart se ve a si mismo en televisión un día, en una de esas reposiciones perezosas de madrugada, y se cree sus palabras. Por algo sería que lo que hicieron significó tanto para tanta gente.
Entonces, lo que en principio eran fans más pesados de lo habitual se convierten en una raza galáctica que creció admirando al equipo de aventureros, y que precisa su ayuda para solucionar uno de esos malentendidos galácticos que tan bien se les da resolver.
Lo que hasta entonces era pura parodia sobre seres humanos resentidos se convierte entonces en aquello de lo que se burlaba: resulta difícil separar el guiño consciente de la maravilla intencionada, que no es tal porque estos tipos siguen en trajes de caucho tratando de contar cosas serias.

Aún asi, y con todo, sigue siendo una de las reflexiones más atinadas sobre el universo 'Star Trek' que la que pueda dar un libro de análisis: nos gustan los cutres universos de luces fosforitas y alienígenas improbables porque sacan lo mejor de nosotros mismos.
De igual manera que Taggart y su equipo pasan de actores engreídos a salvadores de la galaxia, estaría bien pensar que nosotros pasamos de espectadores aburridos a soñadores de las estrellas, por mucho que se note que esos lásers están pintados en el fotograma.
Esa reflexión ni siquiera la borrará la sonrisa complaciente que genera una aventura noventera presa de sus tópicos (y orgullosa de estarlo).
Charles
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