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España España · Barcelona
Voto de Tithoes:
7
Thriller. Intriga. Terror La vida de un pueblo coreano se ve alterada por una serie de asesinatos, salvajes y misteriosos, que azota a la pequeña comunidad rural. Los rumores y las supersticiones se propagan a causa de la presencia, desde hace poco tiempo, de un anciano extranjero que vive como un ermitaño. Ante la incompetencia de la policía para encontrar al asesino y sin tener una explicación racional, algunos habitantes del pueblo buscan a un chamán. ... [+]
11 de abril de 2018
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Lo mejor: la inmensidad de unos paisajes, propios de una remota comunidad rural, mostrados en toda su plenitud, excelsa como pocas, desde un inicio en el que se simboliza lo que se visionará posteriormente de forma muy prolongada con la preparación de un anzuelo de pesca para engañar a la presa sin conocerse de antemano cuál será; la serie de asesinatos, presuntamente perpetrados por gente poseída por una extraña infección que se extiende sin remedio, que sirve de hilo conductor de la larga y absorbente trama, impregnada de una perenne sensación de tenso y enfermizo presagio de declive que, pese a darse y englobar la cinta finalmente en un registro ligeramente más discreto que las obras anteriores del autor (si bien ya no superar, sino alcanzar, la calidad de The chaser y The yellow sea se antojaba complicado), se mantiene en un nivel más que decente a partir de salvajismo y suspense con gran intensidad audiovisual; la recreación de ciertos rumores fantasmagóricos, muy escalofriantes y perturbadores, que versan sobre la existencia de un misterioso hombre que habita en el bosque y ataca mortalmente a los habitantes de la población cercana en este fantástico relato de auténtico terror sobre el miedo que evidencia que hasta el más deplorable tiene sus propios demonios y que los actos deleznables le persiguen por siempre jamás.

Lo peor: la dureza de algunas imágenes que, para estómagos sensibles y no tan delicados, impedirá un total disfrute del genial aunque desquiciante sinsentido argumental; el duelo de rituales entre chamanes desarrollado en el segundo tercio abarca demasiados minutos y, lejos de mantener en vilo, provoca cierta somnolencia (si es que la misma no aparece por sí sola durante la propia prolongación de la cinta); el ritmo no permite desviar la atención de la pantalla ni un solo segundo, suponiendo un ejercicio casi quimérico para cualquiera poco habituado a visionar películas con contenido poco clarificador si no se procesa con agilidad porque, al igual que sucede con las carreras de fórmula uno y motociclismo, al parpadear se pierden cosas y, aun captando todas, en esta ocasión las explicaciones no contentarán, dejando entrever e invitando a una futura secuela, menos.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
Tithoes
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