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El extraño

Thriller. Intriga. Terror La vida de un pueblo coreano se ve alterada por una serie de asesinatos, salvajes y misteriosos, que azota a la pequeña comunidad rural. Los rumores y las supersticiones se propagan a causa de la presencia, desde hace poco tiempo, de un anciano extranjero que vive como un ermitaño. Ante la incompetencia de la policía para encontrar al asesino y sin tener una explicación racional, algunos habitantes del pueblo buscan a un chamán. ... [+]
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Críticas 97
Críticas ordenadas por utilidad
6 de diciembre de 2016
158 de 177 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película me ha impresionado. Los dos filmes anteriores del director eran magníficos ( los recomiendo ). A pesar de su duración ( es norma en el cine coreano) no se hace larga. La película evoluciona desde el thriller policiaco de asesinatos con cierto toques humorísticos hasta el género de terror en estado puro . Como telón de fondo una fotografía sublime del paisaje rural y una obsesión por los detalles en cada fotograma. Estamos ante un gran director de cine. El argumento me desconcertó, admite múltiples interpretaciones (ver spoiler). Quizás existan en la película demasiados elementos de la cultura oriental que escapan a nuestra comprensión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
misch
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19 de agosto de 2016
71 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercera y última película de Na Hong-jin, desarrollada sobre la misma línea que sus anteriores trabajos: el thriller de intriga, pero a diferencia de su extraordinario debut The Chaser (2008) o The Yellow Sea (2010) –ganador al premio como Mejor Director en Sitges 2011–, el tema sobre el cual se estructura The Wailing no es la inmigración, el crimen o la amenaza de un asesino en serie como tal, sino el folclor japonés, imbuido de magia y misticismo.

No hay nada más aterrador que no tener claro a qué le estás teniendo y a qué debes tenerle miedo. The Wailing inicia con el descubrimiento de una serie de misteriosas y horribles muertes ocurridas en la tranquila jurisdicción de Gokseong (sin razón aparente los crímenes son cometidos por un miembro de la familia quien permanece bañado en sangre como si estuviese en trance). Pero las investigaciones pronto apuntarán hacía una dirección más peligrosa: lo sobrenatural. ¿Cómo investigar, perseguir y detener a un demonio?

Hong-jin se basa en las tradiciones chamánicas del yamabushi y algunos símbolos religiosos occidentales para evocar un reino oscuro y primitivo que arroja su violencia en la naturaleza y en el seno de los hogares. Una exploración al mundo de los espíritus a través del razonamiento y el esfuerzo de quizá no el mejor policía (eficaz y deductivo) pero si de un buen padre, un padre dispuesto a hacer todo por salvar a su hija. Una carrera contra el tiempo en medio de una fantasía alucinatoria que sumergirá al protagonista en un infierno de dudas e impotencia.

Un filme entretenido en sus más de dos horas, de tensión y, tan propios de la histeria escenificada (común en el cine coreana o japonés), destellos de comedia negra. Superstición y lógica. Posiblemente una metáfora sobre los fantasmas que aún hoy día necesita expiar la Corea del Sur rural, xenofóbica y herida por el pasado (el colonialismo japonés, la guerra civil, la partición).

La fotografía a cargo de Hong Kyung Pyo me ha encantado, haciendo tan vivida la lluvia y la naturaleza, en sus azules y verdes. El diseño de los personajes es otro aspecto a favor, como mencionaba, la inclusión de un policía no muy hábil pero sí amoroso y resolutivo, del religioso japonés, el contraste de los chamanes (en las montañas y el de la ciudad), y las mujeres (madre, suegra y ¿fantasma?), así como la feroz representación del ritual. Lo que considero un tanto olvidable es la música, y aunque en una reflexión posterior, tal vez… no halles (¿o sí?) alguna explicación satisfactoria sobre el final e inicio, me parece el interés y la atmósfera de la que fue capaz nos evita frustraciones y vale el visionado.

http://teatro-vandrian.blogspot.mx
Iván Roldán
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28 de noviembre de 2016
82 de 132 usuarios han encontrado esta crítica útil
228/23(27/11/16) Decepcionante tercer film del coreano (también guioniza) Na Hong-jin, viene precedida de crítica general positiva, y avalado por sus dos anteriores films de calidad “The chaser” y “The Yellow Sea”, ha cambiado de género virando al terror y ha naufragado (desde mi modesto punto de vista), y es que me ha sido una propuesta espesa, densa, que se eterniza, con cambio abrupto de registro a medio film, con un argumento confuso con el que te cuesta no mirar el reloj, con varias subtramas que se abren y te hacen alejarte de la acción.

En un pequeño pueblo coreano perdido entre las montañas se suceden una serie de misteriosos y salvajes asesinatos. Como suele ser habitual lo extraño resulta lo sospechoso y las culpas recaen sobre un anciano japonés que vive como un ermitaño alejado de la villa. Las escasas artes investigadoras de la policía local provocan que algunos habitantes requieran la presencia de un chamán.

El relato nos sumerge en un núcleo rural coreano perdido en las montañas, donde como en todos lares crece la superchería junto a la hiperreligiosidad, la incultura e ignorancia inherente (un tópico) a las zonas campesinas, allí acontece esta odisea pesadillesca con resonancias a “El exorcista”, dándose cita demonios, zombis depredadores, posesiones satánicas, exorcistas, chamanes, fantasmas, y sobre todo subyace la intolerancia y prejuicios al extranjero, y más concretamente el odio ancestral que los coreanos tienen a los japoneses. En esta atmósfera malsana se mueven los protagonistas, escenarios con cabañas decrépitas, humildes viviendas de madera, calles siempre embarradas, bosques fantasmagóricos, omnipresente lluvia, ello sorteado de personajes sórdidos e inquietantes. Hasta aquí lo bueno, puede parecer mucho y no lo es.

Thriller que se puede partir en dos su duración: En la primera es una comedia sátira de terror, con protagonista caricaturesco, patético, un policía vago, cobarde, timorato, torpe, donde las escenas de tensión son afrontadas desde el humor amarillesco (nunca mejor dicho) absurdo, si hubiera seguido por aquí igual hubiera sido más de lo que es el conjunto; Pero llega la segunda parte, cuando la cinta no te la estabas tomando en serio se torna en un relato de horror, gore, religioso, y lo grave, pretencioso, entonces el ritmo decae, se atasca en remasticar la historia, con ceremonias penosas de exorcismos, con situaciones que rozan lo bufo (siendo benévolo), donde se nos quiere colar parte de la tradición mitológica coreana, en un pastiche que desconectaba de la acción, costándome terminar de verla, e importándome muy poco lo que les pasara a los ínclitos protagonistas, con los que la empatía iba entre nada y nula.

Un metraje desmedido para lo que se cuenta, queriendo rellenar los minutos con mil y un situaciones que en muchos casos navegan entre lo redundante y lo lento, alargándose algunas secuencias hasta atropellarse a sí mismas. Personajes mal estructurados, dan bandazos de personalidad sin sentido alguno, sin coherencia, interpretados de modo que van de los estrafalario y burdo a lo inane, el hilo conductor que es saber quién es el supuesto demonio termina por ser artero y arbitrario en sus ambiguas conclusiones, estas son además un insulto al sufrido espectador que ha esperado más de dos horas y media a descifrar el misterio. Se le suma un montaje caótico que pretendiendo dar ritmo confunde, cambiando en algunos tramos de escenario de modo anárquico. Con todo esto llega al espectador (yo) lo peor que puede pasar ante una película, el tedio y el hastío.

La puesta en escena, en lo que se refiere a diseño de producción de fotografía Kyung-pyo Hong (“Lazos de guerra” o “Snowpiercer”), es un buen trabajo, transmitiendo un lugar sombrío, tenebroso, aciago, filtrando interiores con iluminación indirecta para proyectar sombras lúgubres, de reminiscencias al expresionismo alemán, jugando con los tonos grisáceos y verdes en los exteriores, con una cámara ágil, traspasando al espectador un lugar apartado del mundanal ruido de las grandes urbes, labrando un clima de aire denso, con algunos bucólicos planos generales de la villa enclavada en la montaña. Lástima que todo esto esté al servicio de un relato tan disperso y descarrilado.

Si no se ha notado por mi crítica, no me ha gustado, ni entretenido, y si aburrido, y lo más terrorífico no son los demonios del film, es haber desperdiciado 156 minutos con esta película. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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15 de julio de 2016
33 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Na Hong-jin da una nueva de tuerca a sus anteriores thrillers, donde destacaba "The chaser" para sumar nuevos elementos a su cine. Arranca en un pueblo coreano donde tienen lugar misteriosos asesinatos, y cuando parece que estamos ante otra película de intriga como las anteriores, empiezan a ocurrir extraños sucesos. El policía que investiga el caso, empieza a sufrir pesadillas, y lo peor es cuando un demonio parece haber poseído a su hija, emprendiendo una carrera contrarreloj para salvarla con la ayuda del chaman del pueblo.
Demoníaco, sobrenatural, fantástico, posesiones, gore, ¡Incluso incorpora elementos propios del género zombie! Y sí, como dice la etiqueta de filmaffinity, también tiene tres o cuatro puntos de comedia negra.

Una mezca insólita en su cine, que funciona. Y funciona sobretodo porque logra captar la atención del espectador mediante la ambigüedad de géneros en la que se mueve. Siempre pendiente de cómo va a resolver el lío que supone tal mezcolanza. Lo peor está en su excesiva duración. A mí dos horas y media largas, se me hace mucho tiempo en el cine para contar una historia. Pero hay que reconocer que la última hora de película, es muy buen cine, incluyendo un par de atractivos giros de guión, y con una fotografía y una puesta en escena memorables.
Rufus T Firefly
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30 de agosto de 2016
26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya podéis buscar donde queráis, los antecedentes de este film son, como mínimo, para tener los ojos bien abiertos. En la dirección y guión nos encontramos con Na Hong-jin. En su haber tres largometrajes, los dos primeros son The Chaser y The Yellow Sea, no creo que haga falta comentar mucho más. Debutar con algo como The Chaser nos da una idea de la maestría de Hong-Jin, lo que le llevó a ganar el prestigioso PaekSang Arts Award al Mejor Director Debutante de Cine.

El tercero en discordia es el que nos ocupa: The Wailing, que dicho sea de paso, no tiene mucho que ver con los dos anteriores, manteniendo, eso sí, una exquisita calidad. Alabamos ese cambio de tercio, huir del encasillamiento es algo con que todo creador lucha durante toda su carrera, otra pincelada más en el prestigioso recorrido del joven director coreano.

La espesa trama está presente, es casi como una marca de fábrica, llevando en esta ocasión al público hasta unos callejones que parecen sin salida. Sabiamente nos transporta de una situación a otra, en medio de una sociedad rural marcada por todo tipo de tradiciones y miedos ancestrales. Sorpresa tras sorpresa el film va avanzando y los personajes principales parece como si mutaran delante de nuestras narices. Magistral.

En un pequeño pueblo coreano perdido entre las montañas se suceden una serie de misteriosos y salvajes asesinatos. Como suele ser habitual lo extraño resulta lo sospechoso y las culpas recaen sobre un anciano japonés que vive como un ermitaño alejado de la villa. Las escasas artes investigadoras de la policía local provocan que algunos habitantes requieran la presencia de un chamán. Lo malo es que estas convicciones también las tiene Jong-gu, un policía cuya familia está directamente amenazada.

La visualización de The Wailing nos deja totalmente anonadados, no por lo que esperábamos al observar el elenco, si no por ver algo diferente, fresco y con un buen ritmo, por otro lado imprescindible para poder aguantar sus 156 minutos de duración, algo excesivos dicho sea de paso. El guión es de chapó, sería un poco osado calificarlo como barroco, pero no es para nada lineal, da la impresión de que estamos dando vueltas alrededor de una sórdida historia de fantasmas dentro de un enfermizo entorno religioso. Solo una pequeña sombra al final, su excesivo celo a la hora de explicarnos lo que ya está explicado.

Nombrar, aunque sea a vuelapluma, la excelsa escenografía ayudada por la fotografía de Hong Kyung Pyo. Está cuidado hasta el más mínimo detalle. Llega a ser fascinante.

Vamos con las interpretaciones, felicitar a todos ellos sin distinción, no obstante nombraré a los más destacados. Empezaré por su protagonista Kwak Do-won en su papel de atormentado padre-policía, ¿qué más se puede decir de alguien que ha trabajado en The Man From Nowhere, Nameless Ganster y The Yellow Sea? Ahora le toca el turno a Hwang Jung-min, en un papel sorprendente del cual sale especialmente airoso, le toca ni más ni menos que interpretar a un chamán, ¿os imagináis a alguien que ha trabajado en A Bettersweet Life y en New World haciendo un papel diferente al de un mafioso? Pues esta es la ocasión. Increíble el resultado. También mencionar, ¿cómo no?, a Jun Kunimura con una extensísima carrera a sus espaldas. Finalizamos con Kim Hwan-hee en el ingrato papel de hija del policía. Lo borda y es que a pesar de su corta edad, 14 años, cuenta con un importante bagaje, sobre todo en el medio televisivo.

Poco más que decir, una gran película para disfrutarla de principio a fin.

http://www.terrorweekend.com/2016/08/the-wailing-review.html
TerrorWeekend
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