Tras el desastre de "Ouija", Flanagan lo ha compensado con una precuela bastante interesante. Y es curioso ver que tanto "Annabelle: Creation" como "Ouija: un origen del mal", ambas buenas películas de terror, sean segundas partes tan afortunadas, teniendo en cuenta que tanto la primera "Annabelle" como "Ouija" decepcionaron mucho.

Para empezar, el reparto es muy bueno y tenemos a la estupenda Lulu Wilson, una niña que en mi opinión es aspirante a convertirse en la Linda Blair o en la Heather O'Rourke de nuestros tiempos. Esta vez hace de niña pequeña poseída y resulta sorprendente ese cambio de personalidad que desarrolla a lo largo de la película, pasando de ser una niña dulce e inocente a tener una mirada fría como el hielo y dar miedo.
La hija adolescente (Annalise Basso) también es destacable y se podría decir que es la verdadera víctima en esta película (me ha gustado que no se centre la historia en la hija pequeña por estar poseída, aquí todos sufren las consecuencias de la ouija) y tampoco podemos olvidar a Elizabeth Reaser como madre de las niñas, que quizás no sea tan sugerente en su papel como las hijas pero igualmente me pareció una buena elección.

La historia no es original como se puede observar en la sinopsis, pero está muy bien contada al menos hasta los veinte minutos finales, en los que la película empieza a caer con un desenlace cogido por los pelos.
La ambientación de los años sesenta y la fotografía son preciosas, todo extrañamente colorido y me ha gustado porque al final acaba cansando que en películas de terror se opte por una fotografía fría y oscura y casas en las que solo hay grises y azules, y que esta esté llena de colores hace que los sucesos extraños que van a atormentar a la familia, la posesión y lo que van a descubrir (no digo nada, que si no revelo datos importantes) impacten más y que no te sientas a salvo en la casa, por colorida y acogedora que sea.

Sus mayores errores son sus minutos finales y que no se arroja mucha luz sobre las consecuencias a corto plazo que tiene la posesión de la niña pequeña sobre la familia, hay poco terror psicológico y me quedé con ganas de más profundización. Aún así me ha gustado esta precuela, a pesar de que realmente no ahonde en el tema de la ouija y del espiritismo como podría sugerir su título "El origen del mal" y consigue que me guste más su director Mike Flanagan.