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España España · Madrid
Voto de horacio:
9
Thriller. Drama En 1957, en una pequeña población petrolera situada al oeste de Texas, Lou Ford (Casey Affleck), el ayudante del sheriff, un hombre afable y sencillo, empieza a sufrir los ataques de la enfermedad que le hizo cometer un crimen en su juventud. Adaptación de un clásico de la novela negra moderna, "The Killer Inside Me", de Jim Thompson, publicada en 1952, que ya había sido adaptada por Burt Kennedy en 1976. (FILMAFFINITY)
20 de enero de 2011
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una secuencia importante del tramo final, Casey Affleck organiza un ritual escuchando una grabación de Una furtiva lágrima de la ópera Elixir de amor: una excelsa ternura, una confianza en los pasos a dar, un abrazo intenso, muy dulce, muy sensual para un joven apuesto que desde que, adolescente, descubrió la unión singular del placer de hacer sufrir y provocar en una mujer a su vez otro intenso placer bajo sus golpes, supo encontrar otras féminas con sus mismas inclinaciones. Gente que confía en él, que le ama, y que él posee con la serenidad de un tipo que controla sus emociones.

La novela de Jim Thompson (1906-1977) tiene mayor claridad, mayor realismo en torno al viaje desde dentro de la mente de un psicópata que se sabe enfermo. En esta película no hay nada de eso, viajamos con el protagonista en su circuito realmente infernal sin atisbos de sentimiento de culpa, en una complacencia a veces espantosa, sobre todo en las acciones violentas contra mujeres espléndidas, hermosas, dulcísimas y de una sumisión encantadora.

En esa contradicción de lograr cuanto se propone y ansiar destruirlo está la clave de la novela y de la película, sólo que en manos de este director todo se convierte en algo más inquietante y angustioso, con el tono endiabladamente monótono del protagonista bajo una realización amenazante, una fotografía y una cámara que nos sugieren que sucederá algo más atroz de lo hasta entonces experimentado.

El final está muy bien retratado. Comienza cuando aparece Bill Puttnam en una brillante composición dando voces, montando un número estridente que rompe la tensión contenida de gran parte de la película.

Jessica Alba y Kate Hudson realizan interpretaciones muy buenas, distintas, explotando estupendamente sus contrastes, ternura, sexualidad y placer en el sufrimiento. Están hermosas al asumir personajes que no recuerdo en el cine norteamericano.

Casey Affleck, admirable. Una vez localizado el tono del personaje no lo suelta jamás, pero lo complementa con diversas maneras de moverse que enriquecen su desarrollo.

Es una película con dos secuencias insoportables, demasiado largas y sin embargo insustituibles: hay que ver a este individuo actuar de ese modo después de verle amar como un chico todo corazón en brazos de gente que le adora y que ignora que pronto se convertirán en víctimas.

Ya en los títulos se asoma un tono de comedia negra, de humor solapado y finalmente desinhibido. Un juego burlón en un mundo feroz tras la apariencia de normalidad y buenas maneras. Después de todo, el tremendo asesino es un buen chico, encantador y sencillo. Un hombre tranquilo que tiene una peculiar manera de catar su elixir de amor.

Es una pena que no se traduzcan las canciones de la época y las arias operísticas: todas procuran explicar cuanto no se dice ni se ve.
horacio
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