Al ver esta película, uno siente que lo que se nos ha contado durante su primera parte, nada tiene que ver con lo que se nos muestra al final. De esta forma, por lo menos en lo que respecta a quien ésto escribe, al final no se sabe exactamente hacia donde van los derroteros y las intenciones de Soderbergh y el guionista, que nos la cuelan apostando inicialmente por una crítica sobre las consecuencias que tiene la elaboración de fármacos por grandes empresas cuyo único propósito es enriquecerse, para concluir con una trama donde el engaño y lo turbio se manifiestan en una enrevesada historia dirigida especialmente a aquellos que les apasiones aquellos productos que tengan entre sus reglas, éstas dos:

- Cambios de guion que intenten aclarar todo lo sucedido anteriormente para de esta forma saber por donde van los tiros.

- Tramas conspiranóicas en las que personajes que antes compinchaban entre ellos, ahora buscan un mejor postor. (sé que esto puede resultar una consecuencia de lo anterior... pero bueno, no se me apetece escribir nada mejor...)

Estas dos reglas, aunque en este film no están mal manejadas, hacen que la cosa quede en un producto interesante, pero mejorable.
Dentro de lo positivo, hay que decir que la trama es absorbente, como pocas, solo que la manera de resolverse la ecuación ha quedado un tanto fallida.
Veamos:
-Resulta que la cosa prometía, porque pensaba que iba a dar más juego el trastorno mental que sufría la protagonista, y se iba a establecer una relación (ojo spoiler)*.

Total que al final, lo interesante de la propuesta es sin duda la capacidad de atraer la atención. La iluminación, las actuaciones y, sobretodo, la posibilidad de manejar varias alternativas al desenlace, dan como resultado un entretenimiento adictivo.