Mucha gente de mi círculo ya la estaba poniendo verde antes de verla, como si esto fuera a ser una especie de “Sharknado” en versión cinematográfica, solo viendo el tráiler.
Pero yo confiaba, porque me he leído dos veces la novela original de Steve Alten en la que se basa, y que al parecer muy pocos conocían. Todo lo bueno y lo malo (independientemente de la elección de Jason Statham) de este tiburón gigante se debe más a la obra de Alten que a la película, ya que aunque la adaptación sea más o menos fiel, el material de base está ahí.
Pues bien, creo que la película cumple con creces como lo que es. Y no es más que un divertimento veraniego para ver en pantalla grande, con muchos efectos especiales y poca profundidad argumental. En este sentido, valorándola justamente en esta medida, “Megalodón” es buena. No pretende ser un estreno de febrero de cara a los Óscar, sino de entretener, y eso lo consigue.
Al igual que en la novela, la primera parte con el entorno científico y toda esa tecnología, me recuerda mucho a las novelas de Michael Crichton.
A pesar de las dudas previas, creo que Statham pega bien en este papel de Jonas Taylor (Steve Alten claramente jugó con el nombre bíblico del que estuvo dentro de una ballena). Tiene un punto de chulería combinada con ser un héroe atípico y buena gente, que le va bien al personaje.
Por cierto que, como film comercial que es, tiene toques de humor. Pero lo han sabido encajar bien, en las dosis justas, y curiosamente funciona bien. Me ha hecho reír en esos momentos, cosa que las de Marvel normalmente no lo suelen lograr. Ya podrían aprender.
Las escenas submarinas, un tanto exageradas para el que quiera ver algo creíble (culpa de Steve Alten, al que se le va la olla a veces), se disfrutan mucho en pantalla grande. El bicho impone respeto y da bastante miedo. Lo han “dibujado” bastante bien.
El ritmo es brutal. Creo que solo tiene una escena de parón en toda la película.
Al final ha resultado estar bastante mejor de lo que parecía en el tráiler y de lo que muchos preveían en internet.
En la banda sonora, como no podía ser de otra forma, Harry Gregson-Williams no consigue evitar que se le escapen algunos acordes similares a los que todo el mundo recuerda cuando se ve una aleta dorsal. Es lo que tiene la música arquetípica de John Williams.
En fin, puede parecer que estoy exagerando, pero me ha gustado bastante. Quizás tenga debilidad por el cine de tiburones, pues me encantaron “Deep blue sea”, “Infierno azul” y “A 47 metros”, con lo cual “Megalodón” no iba a ser menos.
Y si la taquilla responde, que conste que Steve Alten escribió varias secuelas, así que posiblemente volvamos a ver a este bichejo de nuevo.