Como decía la versión más ebria y conocida de Fernando Arrabal: ¡Hablemos del canibalismo! El Apocalipsis va a llegaaaaar. O ha llegado ya, a juzgar por el 6,5 de nota media que tiene esta boñiga en el momento de escribir esto. El mundo está loco (buena comedia clásica, por cierto).
Señoras y señores, esto no es ni guisado, ni frito ni calentado, es “Crudo”.
En la era de internet, en la que prácticamente tenemos acceso a todo y hay tanta información, a veces surge una película supuestamente “de culto” de la que se habla mucho en foros y que despierta cierto morbo. Antaño, habría sido difícil de encontrar por su estreno limitado. Pero hoy (y es un arma de doble filo), siempre podemos satisfacer el gusanillo de la curiosidad, que en este caso mató y remató al gato.
Ya el estilo claramente independiente de los primeros momentos me empezó a echar para atrás, pero al menos esperaba que se pusiera más interesante cuando llegara la hora de comer.
¿Qué le pasa a esta directora? ¿Es un genio o no es más que una auténtica salida adicta al porno con toques de psicópata loca, que disfraza este desmadre demencial como si fuera cine independiente de calidad? Pues yo creo que más bien lo segundo.
La película no es ni de terror, ni comedia negra, ni drama psicológico sutil. No es más que un intento de entretener con “gore” sin sentido y completamente absurdo, que se queda en un bodrio muy vacío. Que tenga escenas transgresoras y provocadoras no la hace buena, no señor.
No es más que una galería de guarradas repugnantes (y que conste que esto no me afecta, teniendo en cuenta que me gusta más “The walking dead” que “Juego de tronos”, aunque a muchos les entren ganas de matarme al decirlo), y secuencias políticamente incorrectas que solo pretenden provocar al espectador, pero no por eso la película es decente, insisto.
Por solo enumerar algunos momentos “memorables”, tenemos:
- Un caballo intubado.
- El enema de una vaca.
- Novatadas copiadas de “Carrie”.
- Vomitonas de pelos como si estuviéramos en “The ring”.
- Mujeres meando de pie.
- Depilaciones a la cera en ciertas partes en la que podemos ver hasta los pelillos.
- Sexo gratuito y muy rarito, con todo tipo de relaciones, por cierto. Las hermanas están a un “tris” de montárselo entre ellas. Esto en Hollywood no lo harían.
- Un padre que le da de fumar a su hija adolescente. Vale, que esto no es tan grave, pero ¿a que no es normal verlo en el cine de hoy en día?
- Fiestas universitarias desmadradas a lo bestia, donde van sin ropa y hacen de todo. ¿Esto es normal en toda Francia, o es solo cosa de la salidilla de la directora? Y encima las filma en plano secuencia, emulando a Brian de Palma como si la cosa se pudiera salvar. ¡Tela marinera!
En fin. No queda aquí la cosa. La explicación (por decir algo) del origen del hambre de esta chica es patética. Casi mejor que hubiera aparecido algún zombie.
Gran parte de lo que pasa es mero cine de estudiantes, aunque estén en la Universidad y no en el instituto, pero es casi lo mismo. Los diálogos y la banda sonora se pelean entre sí a ver cuál es más horrible.
Y repito, tanta perversión no me molestaría (tengo estómago), pero como no es divertida y encima nada tiene el más mínimo sentido (es el “gore” por el “gore”), pues en este caso no me gusta.
Solo tiene dos cosas buenas: No puedes dejar de verla (esperando que pase algo o ver qué nueva burrada hacen), y que no deja indiferente a nadie. Eso está claro.