Ni es la mejor historia carcelaria ni es una película muy conocida. Pero eso no quita que sea un drama moderadamente interesante con buenos actores, en ese entorno tan triste y donde se cruzan todo tipo de malas personas.
Willem Dafoe demuestra su madurez como actor polifacético. Casi siempre está bien, y en esta no es una excepción.
Lo de Edward Furlong es una pena. Aquí se ve a las claras que pudo llegar a ser mucho más que el chico de “Terminator 2”. Por desgracia su carrera se fue a pique demasiado pronto por sus problemas.
Como suele pasar en este género, la cárcel es un pequeño cosmos social en el que puede pasar de todo. Supongo que en el mundo real, la vida en prisión tiene que ser mucho más rutinaria y aburrida que en el cine.
Con todo, no tiene la fuerza de otros títulos más famosos e importantes, y tiene partes lentas aun siendo corta. No en vano el director (que incluso se reserva un personaje secundario) es Steve Buscemi, un tipo que ha hecho buenos trabajos, pero que por lo general no se mueve en proyectos muy comerciales.
La relación de amistad entre los dos personajes principales contrasta con el mal rollo que hay a su alrededor, pero se echa en falta algo más de tensión, de intensidad dramática o incluso de violencia por parte de estos convictos.
En resumen, un film entretenido sin llegar a entusiasmar, que sabe a poco en comparación con otros films de cárceles.
Por cierto, Mickey Rourke está totalmente cargante en su peculiar papel.