Es interesante ver que el cine español se atreve con películas de intriga, de suspense, con giros en el guion y que te obliga a estar muy atento de todos los detalles. Cierto es que esta película, basada en una novela de Lorenzo Silva y su reconocible Bevilacqua, termina por desesperar, pero no menos cierto es que la ambientación, en general, es impecable.

Las primeras escenas, persecución incluida, te atan a la butaca sin miramientos. Acción y emoción a raudales, y uno piensa el peliculón que está a punto de ver. Sin embargo, la película termina desluciéndose según avanza el metraje, a causa de personajes algo desfigurados (las interpretaciones tampoco ayudan a entenderles, con un Quim Gutiérrez y una Verónica Echegui que más bien parecen cumplir una obligación impuesta), también con giros sin sentido y, especialmente, con escenas que son relleno puro y duro.

No me terminó de gustar la película, sobre todo porque creo que había potencial para haber hecho una obra mucho más redonda. El libro en el que se basa, mucho mejor que la película.