Tercera parte de Pesadilla en elm Street que mejora bastante el trabajo hecho en la segunda. Tercer guión totalmente diferente que aporta cosas nuevas a la historia de 'Freddy'.

Chuck Russell dirige en esta ocasión al maestro de las pesadillas, en lo que es un gran acierto por parte de Wes Craven (que siempre fue dueño y señor de la saga) y de la productora. Si bien la calidad de los efectos especiales no acompaña (por esa época ya los había muy buenos), Russell consigue sacar el mejor provecho de ellos y los utiliza con inteligencia para lograr varias escenas grandiosas (dos de ellas, de las mejores de la saga). Russell también participa en el guión, aunque la mayoría está escrito por ese genio llamado Frank Darabont, que aquí vuelve a dejar muestras de su maestría. Es cierto que es totalmente surrealista y que cambia totalmente la dirección que tomó la primera Pesadilla, pero también es verdad que una historia como la de 'Freddy' da para hacer un guión así de alocado. Los personajes están hechos como piezas de puzzle sin demasiado fondo, pero encajan a la perfección. A nivel estético, esta tercera parte recupera la oscuridad y ese ambiente lúgubre tan importante en la primera.

Heather Langenkamp vuelve a verse las caras con el monstruo que ella creó. Su interpretación baja mucho de nivel si se compara con la primera, pero, así y todo, sigue cumpliendo en su papel con solidez. Patricia Arquette es una buena compañera de batalla, y aquí, pese a ser practicamente novata en el cine, ya demuestra que siempre cumple (que ya es mucho) en sus películas (aunque las opiniones sobre su talento estén tan divididas). Ken Sagoes es de lo más flojo del film, metido también en un personaje demasiado lineal. Robert Englund sigue haciendo crecer el mito de 'Freddy' echándose la carga del carismático personaje a sus espaldas. Por último, las apariciones de Laurence Fishburne y del mítico Craig Wasson (éste en un papel más importante) ponen la nota curiosa en la película.

Resumiendo, que es gerundio: notable mejoría respecto a la segunda Pesadilla. La productora, consciente del fiasco que ésta supuso, decidió enfocar la historia de otro modo, y Wes Craven apareció a tiempo para salvar a "su" criatura, un 'Freddy' que nació cuando un jóven Craven se asomó a la ventana y vio a un borracho vestido como el personaje, éste le miró y acto seguido llamó a la puerta de su casa. Ese pobre borrachuzo debería cobrar unos cuantos miles de dolares, ¿no?