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España España · Almendralejo
Voto de Siferval:
4
Drama Emma Rovault, hija única de un humilde granjero de Berteaux, contrae matrimonio con Charles Bovary, un doctor de una pequeña ciudad. Emma, transgresora, romántica y soñadora, pronto es consciente del enorme vacío que provoca su matrimonio en su interior, por lo que buscará consuelo en numerosas relaciones extra conyugales que deben servirle para colmar sus deseos más íntimos, así como ascender en su estatus social. (FILMAFFINITY)
17 de mayo de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que este tipo de producciones ambientadas en el siglo XIX suelen gustarme. Posiblemente por la buena ambientación que se suele dar en ellas, la mayor de las veces muy realista acorde con lo que se estilaba en la época. Con esta adaptación de 2014 también se aprecia ese gusto por la fidelidad a la época en que se basa Madame Bovary y el apartado artístico, localización y ambientación es de una calidad más que probada.
Detrás de las cámaras se encuentra Sophie Barthes (Cold Souls), que propone una puesta en escena elegante y sobria, pero que no termina de imbuirla con un ápice de vida, un soplo de calor, capaz de combatir la gelidez en que está construida toda la película. Tiene buenos mimbres sobre los que edificar, pero la frialdad en que se mueve durante buena parte del metraje aleja completamente el drama vívido que la novela ofrece sobre Emma Rovault, aquí interpretada por una Mia Wasikowska (Stoker) que no termina de calar en la retina del espectador. No lo hace mal, pero aparenta una frialdad que le complica tener feeling con el que la observa. Pasa lo mismo con el resto del reparto en su mayoría. La ejecución es tan académica, que olvida que debe aportar un poco de chispa a los actores para que se hagan más vehementes a la hora de expresar sus sentimientos: Henry Lloyd-Hughes (Amor sin Cita Previa) como el señor Bovary, Ezra Miller (Liga de la Justicia), Paul Giamatti (Entre Copas) o un cínico Rhys Ifans (Notting Hill) complementan un buen reparto que no es capaz de aportar una llama. Quizás todo ese calor y fuego se gastó en tratar de encender la llama latente en el cuerpo de Madame Bovary, radicando en los esfuerzos para tirarle los tejos y yacer con ella. Quizás esa llama se consume ahí y el resto se queda en una expresión de buen cine de época, pero banal. Donde subyace el sentimiento de una mujer traicionada doblemente, apocada a un destino funesto por sus erróneas elecciones.
Siferval
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