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Voto de Toxicosmos:
8
7.2
7,507
Drama
Ryoata, un arquitecto obsesionado por el éxito profesional, vive felizmente con su esposa y su hijo de seis años; pero su mundo se viene abajo cuando los responsables del hospital donde nació su hijo le comunican que, debido a una confusión, el niño fue cambiado por otro. (FILMAFFINITY)
20 de enero de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película sencilla y sosegada de ritmo pausado, que analiza diferentes aristas de la maternidad y paternidad.
Partiendo de un conflicto a partir del cualquier gira toda la película se va mostrando la dificultad de ser padres. Sin duda lo más interesantes es que muestra un retrato preciso de las diferentes maneras de ser padre/madre sin abusar de lo maniqueo.
Partiendo de un conflicto a partir del cualquier gira toda la película se va mostrando la dificultad de ser padres. Sin duda lo más interesantes es que muestra un retrato preciso de las diferentes maneras de ser padre/madre sin abusar de lo maniqueo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Es decir, Ryoata eligió ser padre y lo eligió, con toda probabilidad, siendo plenamente consciente de que no era una persona emocional, ni cercana, incluso diría a sabiendas de no ser un gran padre. Pero ese sería su hijo, su proyecto. ¿Quién podía juzgar cuanto buen padre soy? ¿Hay acaso un ranking de 'padrismo'?
El conflicto de la película nace de aquí, de como su paternidad puede ser puesta en tela de juicio y comparada con otras mejores. Al final es su propio hijo quien es juez y parte y claramente se desvincula de los que ese contrato de seis años como hijo ha significado para él. El fracaso de su proyecto personal, el ser consciente de todo lo que no ha hecho. En una especie de redención, comienza a dar muestras de otro tipo de acercamiento más personal, del cariño que puede ofrecer. Es un final optimista, está claro, pero deja entrever bastante claramente que nunca será un gran padre, que en esa faceta de su vida nunca brillará. Él es consciente, y de ahí su tristeza, su perdón a la madastra, su comprensión con el hijastro de la enfermera. Pero lo cierto es que los Ryoata del mundo también son 'padres' y son peores padres, como todos en la vida tenemos competencias deficientes en muchos aspectos. Lo que nunca esperaría Ryoata es como un error de seis años atrás puede hacerte fracasar de esa manera como padre y mostrarte lo lejos que está de sus emociones.
El conflicto de la película nace de aquí, de como su paternidad puede ser puesta en tela de juicio y comparada con otras mejores. Al final es su propio hijo quien es juez y parte y claramente se desvincula de los que ese contrato de seis años como hijo ha significado para él. El fracaso de su proyecto personal, el ser consciente de todo lo que no ha hecho. En una especie de redención, comienza a dar muestras de otro tipo de acercamiento más personal, del cariño que puede ofrecer. Es un final optimista, está claro, pero deja entrever bastante claramente que nunca será un gran padre, que en esa faceta de su vida nunca brillará. Él es consciente, y de ahí su tristeza, su perdón a la madastra, su comprensión con el hijastro de la enfermera. Pero lo cierto es que los Ryoata del mundo también son 'padres' y son peores padres, como todos en la vida tenemos competencias deficientes en muchos aspectos. Lo que nunca esperaría Ryoata es como un error de seis años atrás puede hacerte fracasar de esa manera como padre y mostrarte lo lejos que está de sus emociones.