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Polonia Polonia · Galitzia
Voto de Valkiria:
9
Drama Christiane F. es una muchacha de 14 años que vive con su madre en un típico piso colmena en Berlín a mediados de los años 70. Su mayor deseo es escapar de esa realidad e ir al Sound, la discoteca más moderna de Berlín. Un día su amiga Kessi se cuela dentro con ella. En el Sound conoce a Detlev, de quien se enamora, y su grupo de amigos, que se dedican a trapichear con drogas. Para sentirse a la misma altura de Detlev y no quedarse ... [+]
13 de diciembre de 2010
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los veinte primeros minutos de película transcurren bajo sótanos, entre miradas esquivas, mariposas en el estómago de una niña que se enamora y conversaciones de calado inexistente; charlas que entablan un grupo de niños, algo gamberros, ni siquiera adolescentes. Recordemos que Christiane, la protagonista de esta brutal historia, tiene apenas 13 años.

Por eso recomiendo que aunque esa entrada inicial tal vez no atrape y hasta pueda resultar ridícula -(la niña se bebe un zumito de granadina en la discoteca de moda a la que acude por primera vez en su vida mientras se come un par de alucinógenos)-, lo dicho: una vez superados los primeros minutos, la película gira tan brusca y violentamente, entrando a su vez en una espiral infernal bestial que puedo garantizar que, en algún momento de la cinta sobre la dura historia de Christiane se os vendrá a la cabeza como poco acordaros del padre, del hijo y del espíritu santo.

Las escenas más duras de la película impactan de manera tal que cualquier espectador, incluso el de piel más dura, enmudecerá.

El Berlín de inicios de los 80 coprotagoniza también la cinta. La ambientación de la ciudad está tan absoluta y magistralmente lograda que hasta es capaz de provocar angustia para recrear la desesperada ansiedad de Christiane recorriendo esas calles en busca del pan nuestro de cada día. En su caso: la heroína de los 80.

La banda sonora, además del lujo que supone contar con Bowie como intérprete de la mayoría de las piezas, sencillamente estremece y va marcando el deterioro físico a medida que Christiane se demacra cada día un poco más.

El aspecto de la niña, una vez enganchada hasta las trancas, está logrado pero la auténtica joya de la película ya no es la caracterización de la yonki más yonki de Berlín, Cristina F, sino su propia interpretación. De la serenidad inicial de la niña angelical a la locura desenfrenada que sufre padeciendo atroces dolores y, de los que sólo puede huír metiéndose un chute, apenas media una horita de película, de sus trece a sus catorce años.

Una película de culto por cierto, que supera a la obra escrita y que sin efectismos a lo Danny Boyle o a lo Darren Aronofsky impacta muchísimo y más duramente que 'Trainspotting' o 'Requien for a dream' respectivamente. Una película de una progresión magistral que se intensifica hasta el no va más con cada nuevo y brutal ataque de ansiedad cuando la abstinencia hiela la sangre de estos parias (atención a la escena del "vamos a comernos el mono" que Christiane y su novio sufren juntos) que no sobrevivirían al VIH. Año 81, recuerden.

No hay campaña antidroga en el mundo, ni aún sentando a la mesa a los mejores publicistas, psicólogos, toxicólogos y demás, capaz de llegar tan lejos como esta película por su dureza. Lo dicho, sin ser efectista, es la película más efectiva, sin duda alguna, contra el consumo de caballo. Vade Retro...

No hay spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Valkiria
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