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España España · Zaragoza
Voto de Bobby Lee:
2
Comedia Un humilde barbero judío que combatió con el ejército de Tomania en la Primera Guerra Mundial vuelve a su casa años después del fin del conflicto. Amnésico a causa de un accidente de avión, no recuerda prácticamente nada de su vida pasada, y no conoce la situación política actual del país: Adenoid Hynkel, un dictador fascista y racista, ha llegado al poder y ha iniciado la persecución del pueblo judío, a quien considera responsable de ... [+]
22 de octubre de 2012
13 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenemos aquí, en mi opinión, una de las películas más sobrevaloradas de la historia del cine, tanto por su oportunista mensaje político, como por su reiterativa explotación de “gags” manidos y poco ocurrentes, la mala –a mi juicio- utilización de recursos escénicos, y la cansina moralina característica de los films propagandísticos.

Como ya se ha dicho en otros comentarios, denunciar a Hitler y Mossolini tras el comienzo de la II Guerra mundial y desde Estados Unidos (país aliado, pero no en guerra y donde ni siquiera los aviones nazis podían llegar a dar “un susto” a las compañías cinematográficas) no es valiente.

Valiente hubiera sido denunciarlos en 1933, cuando Hitler subió al poder, diez años después de dar un golpe de Estado y escribir un libro infame en el que ya dejaba claro su odio a los judíos y su intención de exterminarlos, y Mussolini ya llevaba trece años dando palizas a obreros y agricultores socialistas, once años en el poder y ocho de dictadura.

Valiente hubiera sido denunciarlos en 1938, cuando Hitler y su entorno desencadenaron la “Noche de los Cristales Rotos”, desencadenando un “progrom” de alcances desconocidos en la Europa Occidental desde doscientos años antes, al menos, y Cuando Hitler y Mussolini se “comieron” o estaban a punto de “tragarse” Checoslovaquia, Austria, Albania, Etiopía… y la España Republicana democrática.

Pero, claro, Mussolini era para entonces un estadista amante de la paz (sólo apaleaba socialistas “peligrosos”) y “hacía llegar los trenes a su hora” (dicho frecuente de aquellos tiempos), “un hombre enviado por la Providencia” (Papa Pío XI) y “si los ingleses fueran italianos, querría un Mussolini” (Churchill).

Hitler, por su lado, en 1938 era “quien había hecho salir a los alemanes de la crisis” y, aunque peligroso, “no se le debía inquietar”.

Así que esta película “valiente” no se hizo en 1938, cuando podría haber llamado a la conciencia del mundo sobre los crímenes contra los judíos. Se hizo en 1940… cuando ya no pudo ayudar a ningún judío a salvarse, pues los pueblos del mundo ya estaban en guerra.

Pasando a los recursos: como ya se ha dicho en otros comentarios, se abusa “ad nauseam” de los “gags” del cine mudo, (hasta el punto de parecer una cómica muda de las de patadas en el trasero de Chaplin, pero del triple de duración) y de clichés tan manidos y, en el fondo, tan discriminatorios como el guturalismo del idioma alemán (llegando a ser cargante el recurso de Chaplin soltando discursos ininteligibles que parecen ladridos), el militarismo del pueblo alemán o la estupidez de sus policías.

En el fondo, la historia la escriben quienes ganan, y no dejo de pensar con espanto en que infames películas alemanas de la época nazi como “El Judío Suss” o “El Judío Eterno” serían consideradas obras maestras ahora de haber ganado Hitler la guerra. En el fondo, aunque no tan cruel, “El Gran Dictador" no deja de ser una película de propaganda para reírse del enemigo, llamarle tonto y ridiculizarle, elevando la moral de la gente. ¿Nos reiríamos si viésemos en España una parodia de nuestros defectos hecha por un enemigo nuestro? Lo dudo mucho, y menos aún que la consideráramos “una gran película”.

Pasando a la falta de aprovechamiento de recursos, la “gran película pacifista” no se plantea entonar un mea culpa por las concesiones a los dictadores de las potencias aliadas, ni se vio luego un intento de condenar los horrores de la guerra cometidos por los aliados, sino que el apartado escénico es pobre de solemnidad. Pobres decorados, pobre ambientación de la parafernalia nazi…

Sólo le salva –a mi juicio- de la peor nota alguna cosilla como el personaje paródico de Göering y sus inventos, o el baile de la Bola del mundo
Bobby Lee
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