Más que correcta película la que nos traía a principios del 2000 el director Gregory Hoblit, muy bien realizada, escrita e interpretada, basándose el guionista, John Katzenbach, en las memorias de su propio padre, Nicholas Katzenbach, como prisionero de guerra de los nazis durante la segunda guerra mundial.

La película es una de las que tuvo firmadas el actor Bruce Willis en su época dorada con La Metro Goldwyn Mayer, cuando aún se tomaba en serio el actuar y cuando era un placer verle en pantalla dando vida a sus variados personajes.

Aquí, Willis está bastante correcto como ese coronel americano encargado de controlar el área de prisioneros de guerra de su país bajo el yugo de los alemanes nazis. Junto a él y haciendo un trabajo más que meritorio tenemos al atractivo Colin Farrell, haciéndolo bastante bien frente a Willis, como un teniente americano con estudios en derecho al que le tocará defender a un compatriota de color acusado de asesinar a otro de los soldados del barracón.

Como secundarios tenemos al siempre competente y guapo Cole Hauser, perfecto en su papel de soldado problemático, y a un guapo Terrence Howard que nunca ha sido santo de mi devoción pero que aquí está también muy correcto como el piloto americano acusado del crimen.

Muy buena ambientación y caracterización de los personajes, con un maravilloso actor rumano muy conocido en su país por crear el único teatro independiente de Rumanía y por su amor por las obras teatrales, sobre todo de William Shakespeare, un Marcel Iures, como coronel nazi, con una presencia poderosa en pantalla y más que perfecto en su papel.
Muy recomendable.
Un saludo,
Tess