No la recomendaría; aún conociendo a la persona que me preguntara por la película y sabiendo de sus gustos raros, no me atrevería a recomendarla. ¿Por qué? Porque no puedo recomendar algo que ni yo mismo puedo decir de qué va.
A pesar de ello la introducción será la siguiente: Un agente de una organización del Estado que puede aparcar donde le salga de las narices gracias a su carné secreto, se dedica a vigilar a sospechosos. Trabaja para una agencia que mantiene la seguridad del Estado vigilando como forma de prevenir atentados, puede que sea la misma que hoy día controla los móviles de todo el mundo. En una de esas, el jefe pide que sigan a su hijo que parece anda metido en líos.
Es así como entra en acción Ashley Judd. Ashley Judd es una actriz que importa poco el papel que haga porque siempre es un placer verla y por tanto seguir adelante en la trama se hace interesante.
Por otro lado, Ewan desarrolla su siempre efectivo trabajo dando credibilidad al joven agente que según nos dicen "ha perdido" a su mujer y a su hija; una pérdida no superada. Una neurosis continua hace que su hija "le acompañe" mientras él sigue con sus "escuchas" y sus intervenciones.
Hasta ahí, el planteamiento es como de película normal en el género, y con buenos actores. Lo que pasa es que el argumento se torna lioso, surrealista, se mezcla la realidad con los fantasmas de ambos personajes y esos fantasmas nos confunden. No es que nos alboroten pero nos hacen perder el hilo argumental. A pesar de ello la acción es vistosa, con reflejos de violencia muy efectivos y siempre un aire de buena película que, por desgracia, para mi, se queda por ahí, por el techo del salón, sin saber al final si es buena película y nosotros malos espectadores, o es una buena película de fantasmas y nosotros pésimos fantasmas; o los responsables quisieron hacer un producto diferente, original, de estilo fantástico a lo Lynch, por ejemplo. No lo sé, pero un aire de magnetismo sí logra crear.