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Voto de Antonio Morales:
8
Aventuras. Acción Guerras napoleónicas, año 1805. Bonaparte domina Europa. Inglaterra consigue resistir porque es la primera potencia naval del mundo. Precisamente por eso los mares se convierten en un crucial y estratégico campo de batalla. En el Atlántico, el Surprise, un navío inglés capitaneado por Jack Aubrey (Crowe), es atacado por sorpresa por un buque de guerra francés. A pesar de los graves daños sufridos por la nave, Aubrey decide navegar a ... [+]
5 de abril de 2015
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es casual que este excelente film de aventuras marinas se inicie con una larga y magistral secuencia, que describo en spoiler, dotada de una meticulosidad asombrosa, en la que la nave británica Surprise que comanda Jack Aubrey (Russell Crowe) es atacada a cañonazos por un navío francés, el Acheron, que hace su aparición de forma fantasmagórica entre la niebla de primera hora y Aubrey sólo consigue, y ello a duras penas, salvar su maltrecha nave y la vida de su tripulación. Estamos a principios del siglo XIX, periodo de guerras napoleónicas. El imperio británico domina los mares con su gran flota marina, en su lucha contra el emperador francés. Basada en varias novelas del escritor Patrick O´Brian sobre el personaje del capitán Jack Aubrey.

El film plantea principalmente, el relato de una obsesión que un marino y soldado siente por un enemigo mitificado, de un espíritu indomable frente a un contrincante superior y poderoso. “Master and Comander” es en el fondo, la tenacidad de un oficial que navegó con Nelson, que escribe cartas de amor a una dama inglesa, herido en su orgullo de marino y soldado. Aunque no deja de ser también la historia de una amistad con el Dr. Maturin (Paul Bettany), apoyada sobre la pasión de ambos por la música – en veladas nocturnas, donde se reúnen con el chelo y el violín aportando una atmósfera poética – y caracterizada por dos formas distintas de obsesión para los cuales no existen tiempo ni límites (en un caso la venganza; en otro la curiosidad científica), favorecido por un relato muy descriptivo sobre la forma de vida a bordo del barco y varios correlatos sobre el aprendizaje de los guardiamarinas. Todo ello ensalzado por la maravillosa música de Bach y Boquerini.

Weir hace progresar el film, narrativamente hablando, mediante una maravillosa mezcla de realismo y sublimación, combinando la dureza de personajes presidido por Russell Crowe, su fisicidad denota autoridad y liderazgo, y situaciones con una visualización de sugerencias y emociones puestas en imágenes (Maturin arroja tierra al suelo donde opera a los marinos para no resbalar por la sangre de los heridos), con el vibrante estilo sensual que antes apuntaba y que siempre le ha caracterizado. Mención especial merece el episodio en Las Galapagos donde Maturin tendrá ocasión de descubrir fauna y especies desconocidas como ese pequeño insecto que se camufla y se transforma en rama de árbol para capturar su presa, que sirve de idea provechosa para Aubrey como estrategia ante el Acheron. Decía un poeta griego que hay tres clases de hombres: los que viven, los que mueren y los que están en el mar. También decía que antes de vivir, hay que navegar. Hermoso film de Weir, un bello poema visual y sonoro trufado de detalles y matices humanos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antonio Morales
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