Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonio Morales:
8
Drama Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Durante la ocupación de Francia por las tropas alemanas, un anciano y su sobrina deben compartir alojamiento y convivir con un afable oficial nazi. (FILMAFFINITY)
17 de noviembre de 2013
23 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maestro del “film noir” francés – y, por extensión europeo -, pionero del cine independiente galo, fascinante estilista visual, áspero y ligeramente romántico, todo esto y más es Jean-Pierre Melville, un clásico cuya fuerza artística permanece aún hoy intacta. Debutó allá por 1947 con esta curiosa película bélica, sin disparos ni explosiones, pero con personas que viven y sufren la invasión nazi en Francia allá por 1941. Alejada de lo que sería su estilo habitual posterior, esta película de difícil difusión, ha sido editada por el sello Filmoteca FNAC, por lo que les agradezco la excelente calidad de la copia, en versión original y con subtítulos en español.

Basada en la novela corta escrita por el dibujante y novelista Jean Bruller (1902-1991), que él mismo editó clandestinamente en Febrero de 1942 bajo el seudónimo de Vercors. Y al igual que el texto en que se basa, el film de Melville comparte esa visión íntima, extremadamente introspectiva, de la ocupación nazi en territorio francés, de la Resistencia e, incluso, tal y como explicita el prólogo de la película, de las problemáticas relaciones franco-alemanas, “problema que se pospondrá tan largo tiempo como los crímenes de la barbarie nazi, perpetrados con la complicidad del pueblo alemán, permanezcan en la memoria de los hombres”.

La belleza que aún hoy destila “Le silence de la mer” proviene de sus imágenes, poéticas, emotivas, depositarias de una turbadora delicadeza. Aparte de los largos monólogos del oficial nazi Werner Von Ebrennac, gran admirador de la cultura francesa (Howard Vernon), o la voz en “off” del paisano francés (Jean-Marin Robain) en cuya casa se aloja el oficial, la cinta es una sinfonía de gestos y miradas, de palabras y silencios, de detalles escénicos que definen a un personaje, a una situación. Recordemos, por ejemplo, los clásicos que conforman la biblioteca del paisano francés, la tétrica presencia del uniforme del oficial nazi, o la breva interpretación del alemán al órgano que le aproxima, aunque sea por unos minutos, a los propietarios de la casa. Son instantes que no sólo cumplen una función narrativa, sino metafórica, como pequeña muestra de un conflicto mucho más profundo.

Continúa en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow